Comentario al Evangelio del martes, 8 de noviembre de 2022
Paulson Veliyannoor, CMF
Demandar a Dios
Hace unos años, un hombre de 27 años, Raphael Samuel, demandó a sus padres por haberle dado a luz sin su consentimiento. Creía que tenía derecho a no nacer. En definitiva, se trata de reclamar los propios derechos, incluso cuando las reclamaciones son un insulto a la inteligencia. Pero, ¿no hacemos nosotros reclamaciones similares, si no las mismas, ante Dios? Es como si Dios nos debiera algo. Pedro preguntó a Jesús: "Lo hemos dejado todo por ti; ¿qué nos toca?". Santiago y Juan reclamaron el derecho a sentarse a su derecha y a su izquierda. Olvidamos convenientemente que, en esencia, somos criaturas y somos nosotros quienes le debemos a Dios. Si Dios nos ha elevado a la categoría de hijos e hijas suyos, es un acto de pura gracia. Como anuncia deliciosamente Pablo: "Ahora ha aparecido la gracia de Dios". Esta gracia no la merecemos, sino que se nos da generosamente.