Comentario al Evangelio del miércoles, 10 de enero de 2024
Luis Manuel Suárez CMF
Queridos amigos:
El Evangelio de hoy narra una especie de “24 horas de Jesús”: a mediodía, en casa de Simón y Andrés. Tras la comida, por la tarde, le vemos rodeado de gente, aportándoles salud. Después de la noche, madruga para orar en un lugar apartado. Y cuando le encuentran sus discípulos para decirle que todos le buscan, se pone de nuevo en camino…
Jesús no para. Lleva un fuego en el corazón y eso le mueve constantemente. “El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”- dirá en una ocasión. La comida y el descanso tienen sentido desde ese fin: cuidar la vida para poder seguir sirviendo. Los éxitos se celebran también desde esa perspectiva, y las dificultades se viven como parte de esa misión.
Jesús tiene la vida integrada, porque tiene un “centro unificador”: Dios y su Reino. Las dos cosas son importantes: ni un “Reino sin Dios”, que se convertiría en una ideología más entre las muchas que tiene nuestro mundo; ni un “Dios sin Reino”, que se transformaría en un refugio de la vida alejado de la realidad. El “Dios del Reino” y el “Reino de Dios”. De su amor vive; y existe para su venida. Desde ahí lo vive todo.
En un mundo con tantos anuncios, tantas ofertas, a veces a tan bajo coste, corremos el riesgo de vivir de saldos, “de rebajas”, por debajo de nuestras posibilidades. Y descentrados, perdidos en la selva de la vida. Jesús nos invita hoy a apostar por metas altas. Hemos sido hechos para cosas grandes: vivir, crecer, amar, servir, entregar… No nos conformemos con las migajas del banquete de la vida. Dios nos ha sentado a su mesa y Jesucristo cuenta con nosotros. Vivir por Él, con Él y desde Él puede centrar la vida y las energías, para que no se pierdan desparramadas.
Señor Jesús, aquí me tienes.
Centra mi vida
en el Dios del Reino y en el Reino de Dios
para que, como Tú,
viva unificado,
acogiendo lo recibido y entregándolo a manos llenas.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF (@luismanuel_cmf)