Comentario al Evangelio del miércoles, 14 de febrero de 2024
Fernando Torres, cmf
Tenemos una tendencia terrible a sentir y pensar que somos el centro del mundo, del universo. El “yo” es lo primero que nos sale. Yo me siento, yo pienso, yo necesito, yo he hecho, yo no he hecho… Seguramente sin darnos cuenta pero terminamos viviendo así nuestra relación con Dios. Yo en el centro y él como una especie de satélite que anda dando vueltas en torno a mí para atender a mis necesidades, para perdonar mis pecados, para hacerme sentir bien, que parece ser que es de lo que se trata al final.
Esto que he dicho en general, se aplica mucho en el tiempo de Cuaresma (y en el sacramento de la reconciliación, hacia el que, a veces, parece que se orienta casi exclusivamente este tiempo). Parece que es un tiempo de convertirse y eso entendemos que es el tiempo de revisarnos a nosotros mismos, de pensar mucho en lo que hemos hecho mal y lo que debemos hacer mejor. Es el tiempo de volvernos a Dios. Pero no salimos de estar en el centro. Y Dios sigue sin pasar de ser un periférico.
Mi propuesta para este tiempo de Cuaresma es “descentrarnos”. Dejar de pensar en nosotros mismos y volvernos más a Dios. Dejar de pensar en nuestros pecados y pensar más en Él. Ponerle en el centro y pasar nosotros a la periferia. Quizá entonces se nos abrirán los ojos y caeremos en la cuenta de que Él es el que nos regala todo y nos da todo. Y que frente a Él no cabe más que la acción de gracias. Y que vivir en cristiano no es más que vivir agradecido y agradeciendo.
No me invento lo que estoy diciendo. En la primera lectura se nos dice: “Convertíos al Señor Dios vuestro; porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente de las amenazas.” Y en la segunda lectura Pablo nos recuerda que Dios “dice: En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda.” Y concluye Pablo que “mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.” Quizá la Cuaresma sea un buen tiempo para mirar algo menos a nuestro ombligo y algo más al que es nuestro salvador.