Comentario al Evangelio del miércoles, 15 de noviembre de 2023

Fecha

15 Nov 2023
Finalizdo!
Severiano Blanco cmf

Queridos hermanos:

Hay en el mismo evangelio de Lucas otro pasaje de curación de lepra; se trata allí de un solo enfermo, y también Jesús le ordena que vaya a presentarse al sacerdote (Lc 5,14). En casi todas las culturas se ha establecido relación entre algunas enfermedades y situaciones religiosas irregulares. Todavía en el Código de Derecho Canónico de 1917 (abrogado al promulgarse el de 1983) la Iglesia católica excluía de ejercer el ministerio sacerdotal a quien padeciese o hubiese padecido epilepsia, calificada por algunos juristas o moralistas como “enfermedad diabólica”. Afortunadamente se han superado tales tabúes.

En la época de Jesús, y en anteriores siglos del judaísmo (Lv 14,1-32), la lepra y algunas otras enfermedades de la piel eran consideradas como signo de la maldición de Dios, seguramente relacionadas con el pecado, y excluían de participar en el culto del templo o de la sinagoga e incluso de la normal convivencia social (esto, sin duda, por los riesgos de contagio); el enfermo tenía que ir por los campos gritando “impuro, impuro”, para que nadie se le acercase (Lv 13,45).

El evangelio es, también en este punto, buena noticia. Jesús permite que los leprosos se le acerquen; incluso en algún caso se dice que los toca (Lc 5,13). Y sobre todo se dice que los cura y los envía al sacerdote para que levante acta de que están recuperados y ya pueden participar en el culto. Lo que realiza Jesús va mucho más allá de una acción terapéutica: se trata de la recuperación e integración de los excomulgados; ya pueden participar en la vida social y religiosa de Israel. Jesús nunca excluyó o excomulgó, sino que integró.

Puede imaginarse el proceso espiritual vivido por estas personas, que pasan de ser tenidas por malditas a disfrutar de pleno derecho en la vida del pueblo de la alianza. Jesús lo dijo en otra ocasión: “venid a mí los que estáis cansados y ‘agobiados por el peso’, que yo os aliviaré… y encontraréis descanso para vuestras almas” (Mt 11,28s). El peso de los leprosos era triple: su sufrimiento físico, su menosprecio social, y su triste perspectiva de no hallar jamás salvación en Dios. El poder sanador de Jesús suprime todos esos agobios.

Como evangelista de la misión universal, Lucas ha añadido, probablemente por su cuenta, el detalle del samaritano. En los Hechos de los Apóstoles cuenta lo pronto que este pueblo hereje acogió el mensaje cristiano y se hizo bautizar (8,12). El leproso agradecido al favor de Jesús y postrado a sus pies en actitud de adoración prefigura lo que será la futura comunidad cristiana samaritana. Ni los leprosos ni los samaritanos, unos y otros en situación religiosa irregular, estaban excluidos de la salvación que Yahvé regala a través de Jesús.

Vuestro hermano

Severiano Blanco cmf

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