Comentario al Evangelio del miércoles, 20 de julio de 2022
Luis Manuel Suárez CMF
Queridos amigos:
Nos encantan las historias. Porque las ideas están bien, al darnos información sobre muchas realidades… Pero si esas ideas se expresan en una historia, entonces las entendemos mejor y nos llegan más al corazón. Desde las historias que los hombres primitivos dibujaban o expresaban de mil maneras, hasta las novelas, películas o series actuales, las historias y los relatos mantienen una fuerza especial para expresar la verdad de nuestra vida.
Jesús, como buen Maestro, contó muchas historias. Los evangelios nos relatan algunas de ellas. Y seguro que son los pasajes que mejor recordamos, con más fuerza que las afirmaciones u otro tipo de frases.
Como siempre, Jesús habla a la gente con las palabras y los conceptos que entienden: imágenes de la vida en la casa, de la pesca, de la agricultura… En esta ocasión, es la historia de un sembrador. No por conocida debería dejar de sorprendernos: el sembrador siembra generosamente, sabiendo que no todo se logrará… pero es la única manera de llegar a cosechar fruto. La semilla es buena, de eso no hay duda, aunque llegar a dar fruto no depende sólo de ella, sino de llegar a caer en la tierra adecuada. Y aquí viene la variedad de terrenos: el borde del camino, la zona pedregosa, entre zarzas… y la tierra buena.
Dios es el sembrador, que siembra con generosidad. La semilla es su Palabra, que siempre es buena. Pero para dar fruto, esa Palabra necesita una tierra que la acoja, y esa tierra buena está llamada a ser nuestra vida. Porque, como dijo San Agustín, “el que te creó sin ti, no te va a salvar si ti”.
El “sí” de María hace posible la Encarnación de Dios. Nuestra vida abierta a Dios, como la tierra buena, hace que su Palabra pueda dar fruto en nosotros, con una vida reconciliada, humanizada y humanizadora en Cristo y en su Evangelio.
Cristo nos llama a reconocer que a veces somos tierra reseca, o llena de piedras, o cargada de espinos… Y al reconocerlo, Él puede ir volviéndonos esa tierra buena, que como el Corazón de su madre María, pueda acoger su Palabra y hacerla vida en el mundo de hoy, para dar mucho fruto.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF (@luismanuel_cmf)