Comentario al Evangelio del miércoles, 25 de marzo de 2020

Fecha

25 Mar 2020
Finalizdo!
José Luis Latorre, cmf

Queridos amigos.

Hoy celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor dentro de la
Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar y vivir la Pascua, la
Solemnidad de las solemnidades.

En la Anunciación María está en el centro de la escena, ella es la
protagonista más eminente, y a la vez es el modelo para el discípulo de
Jesús. María es la mujer que escuchó el mensaje del ángel, dialogó con él,
discernió en su corazón y decidió generosamente hacer la voluntad de Dios.
Ella puso su vida al servició de Dios para que se pudieran realizar los
planes de salvación de la humanidad. Ella permitió que el Espíritu Santo
fecundara sus entrañas y así el Hijo de Dios asumiera nuestra carne para
redimirla del pecado.

María es la primera y verdadera discípula de Jesús, y el modelo para todo
discípulo que quiera seguir a Jesús. Ella brilla en la comunidad creyente
como el ejemplo más claro de santidad y fidelidad a Dios.

El discípulo de Jesús debe hacer como María: escuchar la voz del Maestro en
lo profundo de su corazón sin ambigüedades, discernir con claridad y
sinceridad el querer de Jesús en su vida, permitir que el Espíritu Santo se
haga fecundo en su vida, ofrecerse como siervo y cumplir el querer de
Jesús. De esta forma el discípulo hace de su vida riesgo, abandono de
seguridades, entrega generosa, apertura sin límites y crecimiento
insospechado bajo la acción del Espíritu Santo.

Dios en un momento determinado de la Historia de la Salvación pidió la
colaboración de María para realizar su proyecto. Hoy también sigue
necesitando de nosotros, los discípulos de Jesús, para encarnarse en el
mundo y darse a conocer a los hombres. María aceptó de corazón la voluntad
de Dios y el Hijo de Dios se hizo hombre; nosotros aceptando la voluntad de
Dios en nuestras vidas le permitimos que siga actuando en el mundo y que su
Proyecto se vaya realizando en la humanidad. María tuvo la misión de ser la
Madre de Jesús; nosotros tenemos la misión de hacer presente el Mensaje del
Señor entre nuestros compatriotas y más allá de nuestras fronteras. Como
María somos discípulos-misioneros: lo que recibimos los damos; lo que
aprendemos lo comunicamos; lo que vivimos lo damos a conocer, pues todo es
gracia de Dios para nosotros y para los demás. Un discípulo de Jesús no
puede ser egoísta y guardarse los dones y cualidades recibidos solo para sí
mismo. María fue cubierta por el Espíritu Santo, los discípulos de Jesús
también hemos recibido esa fuerza de lo alto que nos llena de coraje y
valentía para dar testimonio de nuestra fe, y como María también cada uno
hemos escuchado “no temas, yo estoy contigo”.

Es la hora de los laicos, es el momento del protagonismo del Pueblo fiel de
Dios. El Espíritu sopla con fuerza y llama a todos los bautizados a tomar
parte en la tarea de la nueva evangelización; y es tan ingente y urgente la
evangelización que no podemos dejar atrás a ningún bautizado. En esta tarea
todos somos importantes y todos podemos aportar nuestro granito de arena,
aunque estemos jubilados o enfermos. Quizá más de uno necesita un empujón
para empezar y lanzarse. Cuaresma, tiempo de conversión, ¿no será para
alguno esta la conversión que le pide el Señor?

José Luis Latorre

Misionero Claretiano

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