Comentario al Evangelio del miércoles, 7 de febrero de 2024
Salvador Leon, CMF
El valor del hombre se mide por su corazón
Jesús criticaba las tradiciones inventadas por los fariseos. Por ejemplo, había algunos elementos que estaban prohibidos. Jesús muestra que todo se puede comer, porque el mal no entra en el corazón desde fuera, sino que brota desde adentro.
El problema son las intenciones ocultas que llevan al pecado y dañan las relaciones con el prójimo: envidia, robos, chismes, adulterios, injusticias… No olvidemos que todos los seres humanos tenemos en nuestro interior estas terribles facetas humanas: los pecados o vicios capitales.
Estos pecados no están desconectados, existe entre ellos una secreta interconexión. Deforman la capacidad relacional de la persona con Dios, con nuestro hacer, con el cuerpo y la sexualidad, con los otros, con uno mismo.
¿Cómo defendernos de ellos? Mediante la conversión sincera del corazón a la misericordia y al amor. Lo importante para Jesús es tener el corazón limpio y no regirse solamente por criterios externos. Honestidad ante Dios, autenticidad de conciencia y vigilancia para que nuestra vida no se vaya maleando.
El que sigue a Jesús no busca quedar bien, sino hacer el bien. El evangelio de hoy nos hace fijarnos en lo que sale de dentro, para estar atentos a que el mal no se afiance en nuestro interior, nuble nuestra forma de vivir. Lo que nos hace puros o impuros es lo que sale de dentro de nosotros mismos.