Comentario al Evangelio del sábado, 10 de abril de 2021

Fecha

10 Abr 2021
Finalizdo!
Eguione Nogueira, cmf

¡Queridos hermanos!

La liturgia de hoy es como un resumen de lo que vimos durante esta semana: las sucesivas apariciones de Jesús y la dificultad de los discípulos para creer en los signos y manifestaciones del Resucitado. Todo esto por la dureza del corazón de los discípulos. Cuando nuestro corazón está herido de alguna manera, tenemos dificultad para percibir a presencia de Cristo que se revela a nosotros y, por lo tanto, también tendremos dificultad para anunciarlo, como lo exige el evangelio hoy.

En primer lugar, el evangelio alude a la aparición a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios, es decir, la había librado de una difícil enfermedad física. A continuación, se alude a la aparición de los discípulos de Emaús; en tercer lugar, se recuerda la aparición a los Once con el mandato misionero universal. Finalmente se narra brevemente la ascensión y se alude al comienzo de la misión universal: “¡Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación!”

Con estas palabras de envío, Jesús instituye la misión universal. Esta misión, que tiene como destinatarios a todos los hombres, encierra también alcances cósmicos: la creación entera debe escuchar el mensaje de salvación en Cristo Jesús, que es un don de Dios. Con la resurrección de Jesús, el cosmos mismo se ha beneficiado de una transformación en Cristo.

Ojalá en este tiempo pascual aprendamos de los primeros discípulos de Jesús cómo ser auténticos discípulos misioneros de la resurrección. Sigamos adelante anunciado los signos de resurrección en un mundo marcado por tantos signos de muerte.

Concluyo esta reflexión con la invitación del Papa Francisco “a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos” (EG 3).  

Vuestro hermano en la fe,

Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com

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