Comentario al Evangelio del sábado, 29 de octubre de 2022
Paulson Veliyannoor, CMF
¿A quién ves?
Una de las anotaciones del diario del beato Carlo Acutis dice así: "La tristeza es mirarse a sí mismo, la felicidad es mirar a Dios. La conversión no es más que un movimiento de los ojos". La diferencia entre la mirada de Pablo y la de los invitados al banquete al que asiste Jesús es una prueba de la verdad de las palabras de Carlo. Los invitados están tan llenos de sí mismos, con la mirada narcisista fijada en sus propias necesidades, que están ansiosos por ocupar los puestos de honor, y así quedar bien con ellos mismos y con los demás. Simplemente son incapaces de ver y reconocer la presencia y el honor de los demás. En cambio, lo único que Pablo puede ver es a Cristo. Para él, vivir es para Cristo y morir es estar con Cristo. Incluso cuando se mira a sí mismo, todo lo que puede ver es a Cristo; y por eso exclama: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2:20).