Comentario al Evangelio del sábado, 4 de diciembre de 2021
CR
Queridos hermanos:
Jesús es la manifestación del reinado de Dios, por eso Él recorre las ciudades y las aldeas predicando con autoridad y haciendo palpable los efectos de esa predicación a través de las curaciones. Es evidente que la razón de ser de toda la vida de Jesús es dejar claro a todo el mundo que el reino de su Padre ha llegado, que es una buena noticia capaz de transformar la realidad. Jesús no se queda inmóvil frente al sufrimiento de la gente, siente compasión y vive con intensidad la misión de predicar, enseñar y curar, es decir, de transmitir vida a quienes les hace falta. Jesús inicia este movimiento del Reino, pero es consciente que su tarea debe ser continuada, por eso llama a sus apóstoles, les llena de su autoridad y los envía a predicar y a realizar nuevos signos que hagan presente el Reino de su Padre.
Nosotros somos los nuevos apóstoles, que hemos recibido el envío misionero de Jesús y hemos sido investidos de su poder contra el mal. ¿Cómo vives esta dimensión apostólica de tu vocación cristiana? Nuestro mundo de hoy necesita escuchar, ver y sentir la presencia de Dios; sigue habiendo multitudes extenuadas y abandonadas, como ovejas sin pastor. Nos toca orar como Jesús para que nunca falte en nuestro mundo personas que como él dediquen su vida entera a hacer presente el Reino del Padre con palabras, gestos y acciones. Pero no sólo orar, que no es poco, también nos corresponde proclamar, curar, resucitar, es decir, dar gratis lo que hemos recibido gratis. No podemos quedarnos quietos, ni ser mezquinos. El que ha sido tocado por el amor, el que ha experimentado que el Reino es real y está presente en su vida y en la historia no puede vivir sino como vivió su Maestro. Que este tiempo de adviento nos permita ser más conscientes de lo mucho que hemos recibido del Señor porque sólo así estaremos dispuestos a vi ir entregados sin cálculos. Conjugaremos los verbos de Jesús: amar, orar, servir, anunciar, curar, resucitar…