Comentario al Evangelio del viernes, 4 de octubre de 2024

Fecha

04 Oct 2024
Finalizdo!

San Francisco de Asís

Las lecturas propias de hoy parecen especialmente vinculadas al de Asís. En Gálatas: “llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús”; en el Salmo responsorial: “No hay bien para mi fuera de ti”, en el Evangelio: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños”.

Siempre se ha venerado en la Iglesia. Quizá la popularidad del santo de Asís ha ido en aumento en nuestro tiempo. Patrón de Italia, fue también declarado “Patrón de la Ecología” por Juan Pablo II, Su Cántico de las criaturas pone de manifiesto una profunda reconciliación entre el cielo y la tierra, entre la vida y la muerte, entre el universo y Dios.

Su historia es muy conocida, se ha contado mucho, también en cine. De todo lo que he leído me parece fascinante lo escrito por G. K. Chesterton. Ofrezco como materia de reflexión unas pocas pinceladas de su original y profunda biografía de San Francisco de Asís.

“Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, participan de Dios y de la historia, pero la intemporalidad de San Francisco es más evidente porque su lenguaje, que es el del amor y del corazón, llega a lo más profundo del ser humano. La santidad es la plenitud en el amor, pero en la unión con el Amor hay moradas y creemos que el hombre Francisco llegó a la más cercana”. “… no hay contradicción entre el poeta que junta flores al sol y soporta una vigilia helada en la nieve, entre quien alaba toda belleza terrena y corporal y se niega a tomar bocado…”. “Amaba y reverenciaba a los hombres corrientes y a las cosas de todos los días; ciertamente nos cabe decir que envió al mundo hombres no comunes y extraordinarios solamente para animar a todos a ser hombres comunes y corrientes”. “La diferencia entre Cristo y san Francisco es la que se da entre el Creador y la criatura, y por cierto no ha existido criatura alguna con mayor conciencia de tan colosal contraste como el mismo san Francisco. Pero, admitida esta verdad, es cabalmente cierto y de brutal importancia decir que Cristo fue el dechado que Francisco se propuso imitar, […] y, por encima de todo, que, comparando a Francisco con nosotros fue cuanto menos una aproximación muy sublime a su Maestro y, con todo y ser intermediario y reflejo, un espléndido y aún así misericordioso espejo de Cristo”.

Pidamos la gracia de querer imitar a Jesucristo con el fervor y alegría de Francisco… siendo seres humanos comunes y corrientes.

Virginia Fernández