Comentario del Sábado de la IV Semana de Pascua

Fecha

27 Abr 2024
Finalizdo!

Ver, pedir, anunciar

El tono de despedida al que aludíamos ayer se prolonga en el Evangelio de hoy: “yo me voy al Padre”. Pero, al tiempo, es una ida que sigue siendo presencia y permanencia, pues Jesús es el vínculo real que nos une con Dios Padre. Se cumple plenamente el primer anuncio de la predicación de Jesús: el Reino de Dios se ha hecho cercano y presente. Estando en Cristo, estamos en el Padre, viendo a Cristo en fe (en su Palabra, en la Eucaristía, en su Cuerpo que es la Iglesia, en sus pequeños hermanos), vemos a Dios mismo, y no sólo, sino que vivimos en Él y, en consecuencia, podemos y debemos actuar como él, realizar las mismas obras que él realiza, porque es el mismo Dios en Cristo el que actúa en nosotros. Realizamos en verdad la función sacerdotal, de mediación entre Dios y los hombres, que realiza Jesús. Así debemos entender esa oración eficaz de sus discípulos, realizada en su nombre y siempre escuchada. Es la oración de intercesión por el bien de toda la humanidad (y no el recurso mágico para salir de apuros puntuales).

La obra que hemos de hacer, iluminados por la oración en su nombre, es la de la extensión a todo el mundo del Evangelio de Cristo. Recordábamos ayer que, según el mandato de Jesús, la proclamación de la Buena Nueva debe empezar por los más cercanos. Pero no debe detenerse en ellos, sino continuar hasta alcanzar a todos. Vemos hoy como, ante el rechazo por parte de los judíos (un primer fracaso de la misión), Pablo no se amilana, sino que sigue adelante y se vuelve a los gentiles. Si estamos en Cristo, si en él vemos al Padre que nos habilita para hacer sus obras, no podemos desalentarnos ante el rechazo del Evangelio, como podemos experimentar hoy en grandes ámbitos de nuestra cultura occidental. Son los nuevos judíos renegando de sus propias raíces. La situación, como vemos no es nueva. Pero, si hay quienes rechazan, también habrá quienes se llenan de alegría y de Espíritu Santo al acoger la Palabra, que sin descanso debemos seguir anunciando.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

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