Liturgia viva del Bienaventurada Virgen María del Rosario
LA ALEGRÍA DE LA LIBERACIÓN (Año I. Bar 4,5-12. 27-29; Lc. 10, 17-24)
Introducción
Año I. En el siglo segundo antes de Cristo, un profeta, tomando prestado el nombre de Baruc, hace hablar a Jerusalén un mensaje de esperanza y alegría a sus hijos dispersos en la diáspora. Dios les librará de sus infidelidades.
Evangelio. En el evangelio los discípulos, y Jesús con ellos, se regocijan porque el pueblo ha sido liberado del poder del maligno en el nombre de Jesús.
Oración Colecta
Tu Hijo envió a sus discípulos
a liberar a la gente de los demonios
que los tenían cautivos.
Te pedimos que nosotros también
consigamos ser liberados:
que seamos libres de la ceguera,
del fatalismo y del miedo
que oscurecen nuestras mentes y corazones;
que seamos libres de nuestras infidelidades
y de nuestra falta de valor para comprometernos,
libres para amar y para servir
con y como aquél que nos liberó a todos del pecado,
Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por la Iglesia, para que no esté espiritualmente encarcelada en estructuras de poder y de riqueza, sino que llegue a ser cada vez más una Iglesia humilde y servidora, roguemos al Señor.
- Por doctores, enfermeras, curanderos y científicos que ayudan a conseguir que los enfermos se sientan libres de las enfermedades que les aquejan, roguemos al Señor.
- Por toda la gente buena y cariñosa que, con actitud de entrega generosa, lleva alegría a la vida de los demás, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tú nos invitas a participar en la mesa de tu Hijo
y a ser libres con él
por estos signos de pan y vino.
Bendícenos en nuestras penas y alegrías,
en nuestras limitaciones y en nuestras cualidades positivas,
y cambia estos dones
en fuentes de alegría y libertad propias de tu reino
que duren y permanezcan por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Por el poder liberador de tu Hijo Jesucristo
haznos capaces de llevar tu libertad y dignidad
incluso a los más pequeños
de nuestros hermanos y hermanas.
Danos conciencia de que no podemos ser plenamente libres
mientras alguno de los que tú amas
no sea totalmente libre
para ser de verdad hijo tuyo
gracias al poder liberador
de nuestro hermano, Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos. Los discípulos enviados por Jesús a predicar y curar regresaron llenos de alegría porque habían ayudado a mucha gente a ser personas más libres, liberadas del poder del mal.
Que nosotros también logremos ser más libres, con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.