Liturgia Viva del I Domingo de Adviento

Fecha

27 Nov 2022
Finalizdo!

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO – Ciclo A

  1. El Señor Viene
  2. Cristo Nos Trae Esperanza

Saludo (Ver Segunda Lectura)
Ha llegado la hora;
deben ustedes despertar:
Nuestra salvación está cerca.
Que el Señor esté con todos ustedes.

Introducción por el Celebrante (Dos opciones)

1. ¡El Señor Viene!
¡El Señor viene! Nos está buscando. ¿Le abrimos nosotros las puertas de nuestro corazón? ¿Le reconocemos cuando nos pregunta si puede entrar? ¿Le reconocemos cuando lo encontramos por la calle, en nuestro vecindario? Pidamos al Señor en esta eucaristía que sepamos acogerle y amarle en las muchas formas en que él viene a nosotros.

2. Cristo Nos Trae Esperanza
Una persona de fe es una persona de esperanza. Como cristianos no podemos vivir sin soñar, sin ideales que nos inspiren y que incluso nos impacienten a veces. El mensaje de este Primer Domingo de Adviento nos habla del sueño de Dios con respecto a nuestro mundo. Este mundo está destinado a la paz y la justicia. Sucederá este sueño feliz cuando la luz de Cristo brille sobre él. Dios escribirá este futuro solamente con la ayuda de los hombres. — ¿Estamos despiertos y dispuestos a hacer llegar la luz y la paz de Cristo a este nuestro mundo de hoy y a transformarlo en el mundo de mañana soñado por Dios?

Acto Penitencial

Pidamos perdón al Señor
por no estar nosotros atentos a su venida.
(Pausa)

Señor Jesús, tú quieres que estemos despiertos,
aunque no conozcamos el día de tu llegada.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú nos apremias a estar vigilantes,
porque quieres encontrarte con nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú nos pides permanecer dispuestos,
porque estás buscando que nos abramos a ti.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Perdona todos nuestros pecados, Señor,
cambia nuestra indiferencia y desaliento en esperanza,
nuestra cobardía en coraje,
y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta (Dos opciones)

¡El Señor Viene!

Pidamos al Señor que nos despierte
de nuestra vida insulsa y sin sentido.
(Pausa)
Oh Dios, esperanza y futuro nuestro:
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú eres parte de nuestras vidas y de nuestras comunidades.
Haznos tan conscientes de su presencia
que nuestros hermanos le encuentren y le amen
en el discreto, pero profundo amor,
que nos profesamos unos a otros;
en nuestros esfuerzos para traer paz a este mundo;
en nuestro compromiso por la compasión y la justicia
en beneficio sobretodo de los más humildes y abandonados.
Que Jesús nos inspire y nos guíe
para llevar a todos a ti, Dios nuestro
por los siglos de los siglos.

Cristo Nos Trae Esperanza

Oremos para que nuestra fe y esperanza
traiga la luz de Cristo a nuestros hermanos.
(Pausa)
Señor, Dios todopoderoso:
Mucho tiempo ha, vino a nosotros tu Hijo Jesucristo
como Dios con rostro humano.
Y sin embargo, estamos esperando todavía hoy. en esperanza
su plena venida gloriosa.
Haznos más conscientes de que tú también nos esperas
para crear contigo entre nuestros hermanos
la paz y la libertad,
la luz, la justicia y el amor,
que den testimonio ante todos
de que tu Hijo Jesús está aquí, que vive,
y que un día nos llevará a la luz eterna de tu casa
por los siglos de los siglos.

Primera Lectura (Is 2,1-5): Un Futuro de Paz y de Luz
En un tiempo de guerra y de pruebas, el profeta da al pueblo de Dios una visión de esperanza en la paz y en la justicia final de Dios. Nosotros tenemos que preparar ese futuro.

Segunda Lectura (Rom 13,11-14): ¡Despiértense Ahora!
San Pablo nos recalca la urgencia de despertarnos y de vivir la vida de Cristo. ¡Ahora es el tiempo! Somos peregrinos hacia la luz de Cristo.

Evangelio (Mt 24,37- 44): ¡Estén Despiertos!
La vida cristiana es un esperar activo a la venida continua de Cristo. Los discípulos de Cristo deben estar siempre dispuestos a reconocer la venida del Señor, siendo fieles a la misión que el mismo Cristo les ha confiado en la vida.

Oración de los Fieles
Estemos atentos al llamado de Jesús nuestro Señor, quien nos convoca a estar despiertos y a preparar su venida en la Iglesia y en el mundo de hoy, y digamos con esperanza: R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.

  1. Por la Iglesia y sus líderes, para que inspiren a la comunidad cristiana con la firme e indestructible esperanza de que podemos construir un mundo mejor, si Cristo vive hoy entre nosotros, roguemos al Señor: R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.
  2. Por todas las Iglesias Cristianas, para que respondan a las expectaciones de Dios, y proclamen con palabras y con obras el mensaje de amor y servicio del Señor, roguemos al Señor. R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.
  3. Por el mundo en que vivimos, para que todos los hombres y mujeres trabajen juntos para poner fin a la guerra y al odio, a la opresión y a la injusticia, y para que busquen sincera y eficazmente la paz, la justicia y la libertad, roguemos al Señor: R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.
  4. Por los pobres y los que sufren, para que por medio de nosotros Cristo venga y se encuentre con ellos: que sepamos visitar y animar a los enfermos, ayudar a los hambrientos a ganar su sustento con dignidad, liberar a los que están injustamente privados de su libertad, y traer la Buena Noticia de salvación a los marginados y rechazados, roguemos al Señor: R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.
  5. Por todos nosotros aquí presentes, para que no nos consideremos auto-satisfechos, sino que sigamos buscando a Cristo y su luz, renovándonos a nosotros mismos, y desviviéndonos por todos los que nos rodean, roguemos al Señor: R/ Señor de la esperanza, escucha nuestra oración.

Señor Jesucristo, tú sabes que somos incapaces de construir sin ti un mundo nuevo y mejor. Ven, quédate y marcha con nosotros en nuestro caminar peregrino; enséñanos el camino y construye con nosotros, para que pertenezcamos a ti y para que este mundo sea tuyo y también te pertenezca, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, rico en amor:
Mucho tiempo ha, tu Hijo Jesús vino a la tierra
para compartir nuestro destino
y para traernos tu perdón y tu vida.
Que venga él aquí a estar entre nosotros
en estos signos de pan y vino
y así él sea nuestra luz y nos dé valor.
Que viva hoy en nosotros y en nuestra comunidad,
en la Iglesia y en el mundo
como nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos. Amén.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Demos gracias y alabanza al Padre, porque nos ha dado esperanza y vida por la venida de su Hijo Jesús. Que esta eucaristía nos dé fuerza y amor para atraer más a Cristo al mundo de hoy.

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
que nos separan de ti
y desgraciadamente nos predisponen
a vivir como amigo contra amigo.
En las tensiones de nuestros días,
guárdanos del miedo y del temor
y otórganos la paz de tu Hijo.
Despiértanos de nuestra indiferencia
y conserva viva en nosotros
la esperanza en la plena venida
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
a quien clamamos: ¡Ven, Señor Jesús!
Ven y sacia
nuestra hambre de bondad, alegría y libertad.
Ven y haz que nosotros
te hagamos presente en este mundo.
¡Ven, Señor Jesús!
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tú nos has dado este tiempo y esta vida
para crecer en Cristo y vivir su vida.
Haz que nos percatemos
de que, si él vive en nosotros,
podremos entregarle al mundo, como nuestro mejor don,
para que los gritos del pobre sean escuchados,
para que tu verdad y justicia prevalezca,
y para que todos, en la tierra como en el cielo,
compartan tu amor y tu paz.
Conserva viva en nosotros esta firme esperanza
y guíanos en nuestro caminar peregrino
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos:
Felizmente nos hemos encontrado con el Señor en esta eucaristía.
Hagamos todo lo posible
para traerlo también al mundo de hoy,
compartiendo con la gente que nos rodea
su amor y su justicia, su esperanza y alegría.
El mejor modo de hacerlo será
viviendo su vida lo mejor que podamos.
Que nuestra vida sea, pues, el libro abierto
en el que nuestros hermanos puedan leer y cerciorarse
de que el Señor ha venido ya y vive entre nosotros.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros
y nos acompañe siempre. Amén.

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