Liturgia Viva del II Domingo de Adviento
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO (Ciclo C)
1. Signos de Esperanza
2. Quiten los Obstáculos del Camino.
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Que nuestro amor mutuo, de los unos a los otros, nos prepare para el Día del Señor,
cuando Jesucristo vuelva.
Que su gracia y amor estén siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
1. Signos de Esperanza
El Concilio Vaticano II ha restaurado el sentido del Adviento, cambiándolo de un tiempo de penitencia y conversión a su objetivo original: un tiempo de ESPERANZA. En Adviento recordamos la venida de Cristo, y nos percatamos de que él tiene que venir más profundamente a nuestra Iglesia y a nuestro mundo. Para disponernos a hacer esto, necesitamos conversión, naturalmente; pero más especialmente necesitamos esperanza de que, a pesar de tener todo en contra, este reino vendrá y se instaurará. Para profundizar esa esperanza, tenemos que aprender a percibir los signos, que nos desvelan que lo que anhelamos está ya presente entre nosotros. Que nuestro Señor abra nuestros ojos para percibir signos en nuestra vida.
2. Quiten los obstáculos del Camino
Se gastan tremendas cantidades de dinero para construir mejores carreteras, para tener mejores comunicaciones, pero quedan todavía muchos obstáculos entre la gente y entre las naciones para comunicarse mutuamente. — De la misma manera hay todavía muchos obstáculos para la venida eficaz de nuestro Salvador a nuestro mundo. La gente pone barricadas y controles, y nosotros tenemos que eliminarlos, para que la misericordia y libertad, la justicia y el amor de Cristo alcancen a todos los hombres. ¡Ah, ojalá todos pudieran encontrar a Cristo como Salvador y experimentar la salvación de Dios en él, y en nosotros también! — En esta eucaristía le pedimos a Jesús, el Señor, que seamos para muchos el camino hacia él, y que podamos acercarle a él a los hermanos.
Acto Penitencial (Dos Opciones)
1. Signos de Esperanza
¿Somos realmente gente de esperanza,
con una fe capaz de cambiar este mundo?
(Pausa)
Señor Jesús, tú te hiciste uno de nosotros
para hacernos capaces de amor y de esperanza:
R/ Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo Jesús, tú te fías de nosotros
y nos das la energía y la fuerza
para transformar este nuestro mundo
en un mundo más cercano a Dios.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú vendrás un día con gloria
para coronar tu propia obra en nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
En tu bondad misericordiosa, Señor,
perdona todos nuestros pecados
y haznos mirar al presente y al futuro
con una infatigable esperanza.
Y llévanos a la vida eterna. Amén.
2. Quiten los obstáculos del camino
Somos pueblo en camino, peregrinos en marcha,
Y a veces tropezamos y caemos.
Ahora le pedimos al Señor que nos perdone.
(Pausa)
Señor Jesús, tú nos trajiste libertad y justicia y abriste para nosotros bien ancho el camino hacia el Padre y hacia los hermanos:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú nos mostraste el sendero hacia la paz y al perdón:
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú nos guías en el camino del amor y la generosidad y quieres llevar la salvación a todos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y cólmanos con la alegría de tu perdón.
Enjuga las lágrimas de nuestra aflicción
y haznos cantar las alegrías de la vida eterna. R/ Amén.
Oración Colecta
Oremos para que sepamos preparar el camino
para la venida del Señor.
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:
Ahora en nuestro tiempo sabemos
cómo perforar montañas,
y nivelar colinas para construir autopistas,
pero hemos perdido el camino que nos lleva
al corazón de los otros y hacia ti.
Que tu Hijo venga a nosotros
para hacernos lo bastante creativos y audaces
para construir avenidas de justicia y amor
que nos hagan encontrarnos los unos a los otros
y encontrarte a ti, nuestro Dios vivo.
Te lo pedimos en el nombre de aquél
a quien esperamos y que nos espera,
Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Bar 5,1-9): Dios Salvará a su Pueblo Disperso.
El profeta Baruc proclama un mensaje de esperanza: Dios guiará a su pueblo disperso, de vuelta ya a su país y a sí mismo. Ellos se convertirán en signos radiantes de la salvación de Dios.
Segunda Lectura (Flp 1,4-6.8-11): Prepárense para el Día de Cristo
En carta afectuosa, Pablo agradece a los cristianos de Filipos su hospitalidad a sí mismo y al evangelio. Les pide a ellos –y a nosotros–, prepararse para la venida de Cristo por medio de un amor atento y siempre creciente.
Evangelio (Lc 3,1-6): Preparen el Camino del Señor
Dios comenzó su Historia de Salvación con su Nuevo Pueblo cuando Juan el Bautista anunció la venida de Jesús.
— Ahora, como entonces, la gente tiene que prepararse para la venida del Señor. Si preparamos el Camino, todos verán cómo Dios salva.
Oración de los Fieles
Roguemos con fe y confianza para que todos los hombres vean y acepten la salvación que Jesús ofrece a todos. Y digamos: R/ Ven, Señor, no tardes.
– Por el papa, los obispos, sacerdotes y líderes laicos, para que nos fortalezcan en nuestra fe y nos ayuden a acelerar la venida del Señor, roguemos al Señor:
R/ Ven, Señor, no tardes.
– Por todos los fieles extendidos por todo el mundo, para que sean luz para nuestro tiempo, para que conserven bien vivas y activas la fe y la esperanza, y para que trabajen en favor de mayor justicia y honestidad en nuestro mundo, roguemos al Señor.
R/ Ven, Señor, no tardes.
– Por todos los que no creen en Dios, para que ellos también pongan todos sus talentos e ilusiones al servicio del pueblo y de toda la comunidad humana, roguemos al Señor.
R/ Ven, Señor, no tardes.
– Por los que temen al futuro, para que dejen de lado todos sus temores y angustias, y aprendan a esperar en Dios y a confiar en sus promesas, roguemos al Señor.
R/ Ven, Señor, no tardes más.
– Por todos nosotros aquí reunidos, para que nuestros ojos estén abiertos y nuestros corazones vigilantes para reconocer y recibir a Cristo nuestro Señor, cuando venga a nuestro encuentro, roguemos al Señor.
R/ Ven, Señor, no tardes más.
Señor Jesucristo, danos la determinación y el valor para quitar los obstáculos que nos separan los unos de los otros, y para allanar el camino para tu venida. Quédate con nosotros, Señor, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos signos de pan y vino
nos das la seguridad de que tu Hijo
pronto estará con nosotros.
Que seamos tus humildes servidores,
compartiendo la luz, la alegría y la firme esperanza
que la humanidad está esperando.
Que nuestras vidas proclamen el mensaje
de que tú estás cerca de nosotros en Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucaristía
Por nosotros mismos no podríamos encontrar el camino hacia Dios. Pero Dios Padre nos ha enviado a Jesús, el Hijo, como nuestro Camino y como nuestro guía en el camino. Por medio de Jesucristo demos gracias al Padre.
Introducción al Padre Nuestro
Roguemos a nuestro Padre en el cielo que sepamos buscar siempre su voluntad y sembrar las semillas de su reino.
R/ Padre Nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y danos hombres y mujeres entregados
para preparar aquella paz
que es el signo de la presencia de tu Hijo en la tierra.
Vuelve nuestros corazones a ti y líbranos del pecado,
mientras aguardamos con gozosa esperanza
la venida plena entre nosotros
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Porque tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Éste es el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo.
Dichosos nosotros invitados
a preparar el camino para su venida,
para que la gente en todo el mundo
pueda ver su salvación.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor, Dios de esperanza :
En esta eucaristía hemos celebrado de nuevo
la venida de Jesucristo en medio de nosotros.
Que este breve encuentro con él
nos renueve y restaure
para llegar a ser humildes señales de ruta
hacia la justicia, la paz, la dignidad y la alegría.
que sobrepasan, con mucho, nuestras propias fuerzas,
pero que pueden ser compartidas por todos,
si permitimos a tu Hijo ir con nosotros
hacia ti, nuestro Dios y Señor
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Para ser una autopista hacia Dios, llana, suave, recta, necesitamos volvernos más semejantes a Cristo. Podremos mostrar a otros el camino hacia él y preparar el camino para su plena venida, solamente si tomamos en serio el evangelio, si el Señor se hace visible en nosotros con su bondad, su compasión, su amor, con su preocupación por la justicia y la verdad. Que Dios nos dé fuerza y nos bendiga a todos: Que la poderosa bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
Vayamos juntos juntos por los caminos del Señor.
R/ Demos gracias a Dios.