Liturgia Viva del II Domingo de Cuaresma
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA (Ciclo C)
- Una Luz Transfigurante
- Con Jesús en la Montaña
Saludo (Ver Segunda Lectura)
nuestros cuerpos mortales
y los hará gloriosos como el suyo.
Que su luz y su paz estén siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
- Una Luz Transfigurante
De vez en cuando, quizás en un raro momento en que nos sentimos desalentados, encontramos profundamente al Señor en la oración, o encontramos alguna persona amable y comprensiva que ilumina nuestro rostro con el calor de su amor cordial y amistoso. Tales momentos pueden mantenernos en marcha durante largo tiempo. Ojalá que la eucaristía, y nuestro encuentro con el Señor aquí y ahora, sean ese momento que nos mantiene animosos y en marcha, y nos disponen a iluminar también la vida de los hermanos. - Con Jesús en la Montaña
Una vez u otra, hemos visto el rostro de alguna persona iluminada por la Buena Noticia de salvación, o un momento de felicidad real. Un día el rostro de Jesús también se iluminó, se volvió radiante y se transformó totalmente por la comprensión íntima de que su trabajo y sufrimiento no serían en vano. — Ojalá también nosotros experimentemos momentos en que nuestros rostros se iluminen con profunda felicidad y en que proyectemos esa irradiación a los rostros y corazones de nuestros hermanos. — En esta eucaristía le pedimos al Señor que se digne obrar esta transfiguración en nosotros y que nos capacite para compartirla con los demás.
Acto Penitencial
De nosotros se espera que seamos hijos de la luz;
sin embargo, con frecuencia
preferimos la tiniebla del pecado.
Busquemos humildemente al Señor
para que nos perdone.
(Pausa)
- Señor Jesús, luz del Padre, ilumina nuestros rostros y corazones con tu amor, que nos perdona y regenera.
R/ Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, gloria del Altísimo,ilumina nuestros rostros y corazones con tu fuerza y tu amistad.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, luz del mundo, ilumina los rostros y los corazones de todos con el mensaje de la Buena Nueva de salvación.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Oración Colecta
que nos guíe en nuestro caminar.
(Pausa)
Oh Dios grande y santo:
En su caminar hacia su pasión y muerte
diste a tu Hijo Jesucristo,
en la experiencia de su Transfiguración
en el monte Tabor,
un vislumbre de la gloria que le esperaba
cuando resucitara de entre los muertos.
En la monotonía dura
y en el sufrimiento de nuestra vida,
así como en nuestros esfuerzos tantas veces frustrados
para transformar esta nuestra tierra,
queremos que brille sobre nosotros
y sobre nuestros hermanos
un rayo de esperanza.
Que tu luz ilumine nuestro rostro
y nos aúpe y sostenga en el camino hacia ti
y en la difícil y tortuosa vereda
hacia tu justicia y amor
en este nuestro mundo egoísta e injusto.
Te lo pedimos por Cristo,
glorioso y transfigurado, nuestro Señor.
Primera Lectura (Gen 15,5-12. 17-18): Una Antorcha Ardiendo y una Alianza
En el momento en que la fe de Abrahán es seriamente probada, Dios le da esperanza; Dios se vincula a Abrahán con una Alianza; y, con el símbolo de la antorcha encendida, Dios muestra que él está presente.
Segunda Lectura (Flp 3,17 – 4,1): Transfiguración del Cristiano en Cristo
La gracia salvadora de Cristo transfigurará nuestra humanidad a imagen y semejanza de la humanidad resucitada del Señor.
Evangelio (Lc 9,28b-36): Un Destello de la Gloria del Señor
Antes de que Jesús partiera ya hacia Jerusalén, camino de su pasión y muerte, brilló sobre él un vislumbre de su resurrección y gloria, para fortalecerle en su propia fidelidad y para animar a sus discípulos en su fe.
Oración de los Fieles
Dejemos que Cristo nos lleve a la alta montaña del Tabor, donde él quiere orar con nosotros, y digámosle: R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida.
- Para que nuestro Señor, Jesús, dé a su Iglesia una clara visión de cómo puede unir a todos los pueblos y culturas, enriquecerse con ellas, y manifestar su única fe en una variedad de lenguas y de formas de expresión, roguemos al Señor. R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida.
- Para que nuestro Señor, Jesús, dé a los gobernantes y líderes de las naciones una clara visión del futuro, y les disponga a transformar este nuestro mundo trabajando animosamente por la justicia, el bienestar y la paz.
R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida. - Para que nuestro Señor, Jesús, dé una clara visión a los dotados de talentos y de posesiones, de cómo pueden compartir sus bienes y su amor para así transformar la pobreza y miseria de sus hermanos en bienestar y felicidad, roguemos al Señor.
R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida. - Para que nuestro Señor, Jesús, dé a los jóvenes una clara visión de servicio generoso y de dedicación altruista, para que su fe les enseñe a transformar este mundo con su esperanza y su juventud, roguemos al Señor:
R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida. - Para que el Señor, Jesús, dé a los que sufren una clara visión de cómo unir sus penas, quebrantos y preocupaciones a los de nuestro Señor sufriente, para que se aúpen por encima de sus problemas y dificultades, roguemos al Señor:
R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida. - Para que el Señor, Jesús, nos dé a las comunidades cristianas y a nosotros, sus miembros, una clara visión de cómo podemos estar unidos, respetarnos mutuamente, aceptarnos los unos a los otros y perdonarnos los errores y ofensas, roguemos al Señor: R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida.
Oración sobre las Ofrendas
Pan y vino son los dones que te presentamos sobre el altar.
Así como la apariencia de Jesús,
hombre como nosotros,
se transformó por la luz de la gloria,
que este alimento y bebida cotidianos
se transformen ahora
en el cuerpo y la sangre de tu Hijo muy querido.
Ayúdanos a escuchar su palabra,
y aliméntanos con su cuerpo eucarístico,
para que nos convirtamos, y nos adhiramos
a los sentimientos y actitudes,
a la mentalidad y estilo de vida
del mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Invitación al Padre Nuestro
Con el Hijo amado del Padre oremos:
R/ Padre Nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males,
y danos la paz en nuestros días.
Danos fortaleza en nuestras pruebas,
y ayúdanos a marchar sin miedo
por el camino de la Cruz victoriosa
hasta que nos lleves a tu luz eterna
en el día de la venida gloriosa
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Invitación a la Comunión
de quien el Padre afirmó en el Tabor:
“Éste es mi Hijo amado; escúchenle”.
Dichosos nosotros al recibir en esta comunión
su cuerpo glorioso y resucitado.
Oración después de la Comunión
En esta eucaristía tu Hijo nos ha inspirado
con una clara visión:
cómo nuestras luchas,
nuestros esfuerzos para transformarnos
y para cambiar el mundo,
llevan a la alegría de la victoria sobre el mal,
sobre el dolor y la muerte.
Que el pan de vida de tu Hijo nos provea
con la fuerza para unirnos a él en su pasión,
para que también participemos de su gloria
y demos testimonio de que nuestra fe
es Buena noticia de alegría, de luz y de vida.
Te lo pedimos en el nombre
del mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos escuchado hoy, en el evangelio, cómo un vislumbre de su propia gloria futura iluminó anticipadamente el rostro de Jesús y le dio valor para afrontar su pasión y muerte.
Que su palabra de hoy, tan alentadora, alce también, en momentos de prueba, nuestros corazones; y que nosotros, por nuestra parte, iluminemos también el rostro de los que sufren. Que el Señor nos dé esta experiencia de esperanza y amor. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.