Liturgia viva del iii domingo de Adviento gaudete»»
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO – Ciclo B
1.Exulten de Alegría
2.Aquél a quien Ustedes no Conocen
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Que el Dios de paz les haga a ustedes perfectos y santos,
y les guarde sanos y libres de culpa, intachables,
para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Regocíjense, pues el Señor está con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Doble Opción)
1. Exulten de Alegría
¿Cómo es que, con todas las cosas buenas como el Señor nos da, estamos con tanta frecuencia tan tristes y afligidos? Tenemos el regalo de los otros, tenemos nuestra fe, tenemos a Jesús como nuestro compañero en la vida, tenemos al Espíritu Santo para guiarnos, tenemos un Padre en el cielo que se preocupa por nosotros. Alégrense, el Señor está cerca. Alégrense, el Señor está aquí. Regocíjense, aquí está con nosotros el Señor, Jesús. Ahora con él podemos dar gracias sinceras a nuestro Padre.
2. Aquel a Quien Ustedes no Conocen
¿Quieren ustedes conocer a Jesús? ¿Quieren encontrarle hoy? Encuéntrenlo en los hermanos, acompáñenlos en el camino de la vida, especialmente a los pobres, los abatidos, los oprimidos y los esclavizados, los que no gozan de libertad. Jesús se identifica con ellos. En ellos encontramos a Jesús. Así no permanecerá él como un desconocido, lejano a nosotros. Estaremos, pues, con Jesús, y Jesús estará con nosotros.
Acto Penitencial
Con demasiada frecuencia estamos tristes y desagradecidos.
Pedimos ahora al Señor bondadoso
que nos perdone.
(Pausa)
- Señor Jesús, tú nos has traído la alegría del perdón total: R/. Señor, ten piedad de nosotros.
- Cristo Jesús, tú sigues compartiendo con nosotros la Buena Nueva de la vida y del amor de Dios:
R/. Cristo, ten piedad de nosotros - Señor Jesús, tú nos preparas para una alegría eterna que nadie nos podrá arrebatar.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
perdona todos nuestros pecados,
convierte nuestra tristeza en alegría
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que sepamos reconocer al Señor
cuando venga a nosotros.
(Pausa)
Señor Dios, Padre nuestro:
Nadie te ha visto jamás,
pero tú te nos has mostrado
en tu querido Hijo Jesucristo.
Ayúdanos a reconocer su rostro
en los pobres y humildes.
No permitas que lo pasemos por alto
en los desolados y en los débiles.
Que el Espíritu Santo nos dé valor
para llevar su Buena Nueva de esperanza y alegría
a todos los que le esperan y le necesitan, le conozcan o no.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Is 61,1-2.10-11): Me Regocijo porque Dios Está Cerca de los Humildes
A los pobres, a los abatidos, a los cautivos de sus miedos, el profeta les anuncia en el nombre de Dios: Regocíjense, está llegando la salvación. Dios está con ustedes. Oímos primero las palabras del profeta, después la respuesta del pueblo.
Segunda Lectura (1 Tes 5,16-24): Alégrense: El Señor Está Viniendo
Pablo pide a sus cristianos que estén alegres y que se preparen para la venida del Señor con su vida cristiana santa.
Evangelio (Jn 1,6-8. 19-28): Ente Ustedes Está Uno a Quien no Conocen
Juan Bautista es el mensajero de Dios para anunciar la Buena Nueva al pueblo que sea suficientemente humilde para esperar la ayuda de Dios; el Salvador está ya aquí, pero ustedes no le han reconocido, dice Juan.
Oración de los Fieles
Mientras esperamos la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, reconozcámosle ya presente en nuestra esperanza y en nuestro amor. Pidámosle que presente a su Padre las necesidades y preocupaciones de su pueblo, diciendo:
R/. Ven, Señor, quédate con nosotros.
- Señor, te pedimos por la Iglesia católica y por todas las iglesias cristianas. Que todas den testimonio de tu presencia con su interés por la justicia y la paz, por su búsqueda de la unidad, por su respeto de las conciencias y sobre todo por su esperanza en tu futuro, y así te decimos:
- Señor, te pedimos por todos los cristianos. Para que sean siempre alegres, felices y serenos aun en las tensiones de la vida, pues tú nos has traído perdón y misericordia, y has querido que vivamos en tu amor. Y haz que nuestra alegría sea contagiosa, y así te decimos:
- Señor, te pedimos por todos los que te buscan con sinceridad. Que, como tú, lleven libertad a los encarcelados, alimento y bebida a los necesitados. Que profieran palabras de aliento a los desalentados, y de esa manera proclamen la
- Buena Nueva de salvación a los pobres, y así te decimos:
- Señor, te pedimos por nosotros mismos. Que sepamos formar una comunidad de fe y esperanza, de compasión, respeto mutuo y servicio, de unidad y de compartir, en la que cada uno se sienta responsable de los otros. Y que esto muestre a la gente que tú vives entre nosotros, y así te decimos:
Ven, Señor, quédate con nosotros. Y que nada se interfiera entre ti y nosotros, entre nosotros y nuestros hermanos. Guárdanos en tu amor ahora y por los siglos de los siglos.
Oración de Ofertorio
Oh Dios y Padre nuestro:
Acogemos a tu Hijo en medio de nosotros
por medio de sencillos dones de pan y vino,
tu regalo a nosotros,
y también fruto de la lluvia, del sol,
y del trabajo de nuestras manos.
Que el Espíritu de tu Hijo
esté también sobre nosotros
para ayudarnos a acogernos unos a otros
con el pan y el amor que compartimos
y con el vino de nuestra alegría.
Que éste sea el sacrificio que te ofrecemos hoy
junto con tu Hijo en medio de nosotros,
Jesucristo, nuestro Señor por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Demos gracias con alegría al Padre
con Jesús, su Hijo, que está ya entre nosotros.
Introducción al Padrenuestro
Roguemos a Dios nuestro Padre
por la venida de su Hijo y de su Reino.
R/. Padre nuestro…
Oración por la paz
Señor Jesucristo:
Tú dijiste a sus apóstoles:
la paz les dejo, mi paz les doy.
Pero cada uno de nosotros estamos buscando
nuestra pequeña paz a expensas de otros;
la paz está con frecuencia en nuestros labios,
pero no sabemos cómo vivir en paz.
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino en la fe y el amor de tu Iglesia,
y danos la paz, la reconciliación y la unidad de tu reino
donde vives y reinas por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
Dichosos nosotros invitados
al banquete de alegría del Señor.
Pues éste es el Salvador anunciado por el Bautista,
el que está en medio de nosotros
y a quien no siempre reconocemos,
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias por la gloria de esta eucaristía
Nos has otorgado un vislumbre
de aquél a quien no conocemos bien, Jesucristo, tu Hijo.
Que él permanezca con nosotros ahora en la vida de cada día,
y ayúdanos a conocerle mejor
aprendiendo a conocerle en los hermanos que nos rodean,
especialmente en los pobres y humildes,
y haciendo unos por otros lo que él hizo y todavía hace por nosotros.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos: En esta eucaristía hemos escuchado las palabras del profeta: "El Espíritu de Dios está sobre mí; él me ha enviado para llevar la Buena Noticia de salvación a los pobres".
Al comienzo de su predicación, Jesús usa las mismas palabras de Isaías
aplicadas a sí mismo.
Nosotros participamos en su misión:
Tenemos que hacerle visible en la Iglesia y en el mundo de hoy
con nuestra preocupación y compromiso por los pobres y humildes.
Ojalá sepamos llevar a cabo esta tarea con alegría.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.