Liturgia Viva del III Domingo de Pascua
Encontrando al Señor Resucitado
Saludo (Ver la Segunda Lectura)
y al Cordero
toda alabanza, honor, gloria y poder.
Que el Señor Resucitado esté con ustedes.
Introducción por el Celebrante
Quizás sintamos envidia de los apóstoles, porque vieron y experimentaron a Jesús después de que resucitó de entre los muertos. No hay ninguna razón para tenerles envidia: — Si tenemos fe, nosotros también le experimentamos como resucitado, vivo, presente, y compartiendo nuestra vida. — Si tenemos fe, sabemos que él está aquí, cuando sufrimos contratiempos y fracasos, o cuando nos regocijamos por cosas bellas de la vida. — Si tenemos fe, sabemos que Jesús está ahí cuando nos fortalecemos y animamos unos a otros. — Si tenemos fe, sabemos que Jesús está con nosotros cuando compartimos una comida de amistad, y, especial y profundamente, cuando participamos y comemos juntos en el banquete de la eucaristía. Alcemos nuestras cabezas y sintámonos felices: ¡El Señor Resucitado está con nosotros en nuestra vida!
Acto Penitencial
Cuando pecamos, es como si quisiéramos dejar al Señor fuera de nuestra vida.
Pidámosle ahora que nos perdone.
(Pausa)
-
Señor Jesús, tú caminas a nuestro lado cuando sufrimos y luchamos,pero con frecuencia no te reconocemos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros. -
Cristo Jesús, te encontramos a ti cuando animamos a los enfermos y desalentados,pero frecuentemente no nos damos cuenta de que en ellos estás tú.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. -
Señor Jesús, tú estás presente cuando compartimos nuestra alegría y amistad en torno a la mesa y cuando preparas ante nosotros el banquete de la eucaristía.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Oración Colecta
Pidamos al Padre que nos dé suficiente fe y amor para reconocer a Jesús presente en nuestra vida.
(Pausa)
Qué diferente y cuánto más rica sería nuestra vida
si fuéramos más conscientes
de la presencia ente nosotros
de Jesús, tu Hijo resucitado,.
Danos suficiente fe y amor para verle
cuando inspira y guía a nuestra comunidad
por el camino de la justicia y la compasión.
Haz que sintamos su presencia
cuando nos esforzamos y luchamos,
aunque nos parezca que lo hacemos en vano.
Haz que le reconozcamos como huésped
en nuestros hogares y en nuestras comidas de familia.
Haznos totalmente conscientes
de que él está en medio de nosotros
cuando nos reunimos para la oración,
especialmente para la eucaristía.
Porque entonces seremos fuertes y alegres
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primer Lectura (Hch 5,27b-32. 40b-41): Damos Testimonio de que Jesús es Nuestro Guía y Nuestro Salvador.
Ninguna amenaza de los poderosos puede silenciar a la Iglesia que da testimonio del Señor Resucitado. Como los apóstoles, nosotros también podemos contar con la fuerza del Espíritu Santo.
Segunda Lectura (Ap 5,11-14): Toda Gloria al Cordero Sacrificado
El apóstol Juan anima a los cristianos perseguidos con una visión celestial. Allí ve a Jesús en su gloria. Aunque Jesús fue sacrificado, él está vivo y glorioso. Los que han recibido vida de él comparten su vida y su victoria de resucitado.
Evangelio (Jn 21:1-19 o 21,1-14): ¡Es el Señor!
Los apóstoles estaban faenando en el mar, evidentemente sin éxito. Ellos no reconocieron la presencia del Señor. Pero él estaba realmente con ellos, como lo está con nosotros, para darnos fuerza y esperanza.
Oración de los Fieles
Pidamos a nuestro Señor Jesucristo por todos los que dan testimonio de él en su vida y apostolado, y digamos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración.
-
Señor Jesús, tus apóstoles faenaron como pescadores toda la noche sin resultado alguno. Mantén el ánimo y fortaleza de todos tus apóstoles de hoy, que trabajan sin éxito aparente. Y así te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración. -
Señor Jesús, al principio los apóstoles no te reconocieron. Con frecuencia nosotros tampoco percibimos que tú estás aquí. Haznos conscientes de que tú estás siempre con nosotros. Y así te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración. -
Señor Jesús, hoy la red de la Iglesia se está llenando de nuevo con pueblos de todas las partes del mundo. Que no se rompa esa red, sino que pueda acoger y acomodar a todos, y así te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración. -
Señor Jesús, también hoy en muchos lugares se les advierte y se les prohíbe a tus mensajeros hablar en tu nombre. Para que tus testigos te obedezcan a ti más que a los hombres, y prediquen sin miedo tu palabra, te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración. -
Señor Jesús, tus discípulos tambíén hoy son perseguidos; se les encarcela y tortura. Dales el valor y la fortaleza para mantenerse fieles y para sobrellevar sus sufrimientos con alegría, y así te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración. -
Señor Jesús, que nuestras comunidades cristianas, junto con toda la creación, te den gloria, honor y alabanza, y así te pedimos:
R/ Señor Resucitado, escucha nuestra oración.
Oración sobre las Ofrendas
Tú pones buenas palabras en nuestra boca
y llenas nuestras manos con buenos dones;
Tú nos confías hasta a tu propio Hijo
y lo pones en nuestras manos, en la eucaristía.
Te pedimos que por medio de él, y juntamente con él,
lleguemos a ser para el mundo
tu palabra y tu don, tu signo de esperanza.
Haznos capaces de dar testimonio
de tu amor para con los hombres,
hoy y mañana,
y por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con corazón alegre alabamos al Padre por la continua presencia de Jesús en toda su Iglesia, en sus líderes y en todos nosotros.
Invitación al Padre Nuestro
a nuestro Padre en el cielo
que permanezca siempre con nosotros
por medio de su Hijo Resucitado, Jesucristo.
Y así decimos: R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
y concédenos la paz en nuestros días.
Fortalécenos con el poder de tu Hijo,
el Cordero que fue degollado por nosotros,
para que nuestra fe permanezca firme
en persecuciones, contradicción y pruebas,
mientras esperamos con gozo la venida gloriosa
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Invitación a la Comunión
que nos dice a nosotros, sus discípulos hoy:
Vengan a comer en mi banquete.
Él toma pan y nos lo da.
Dichosos nosotros
que sentimos que el Señor está aquí a nuestro lado.
R/Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Nos sentimos muy felices de darte gracias
por permitirnos encontrarnos con tu Hijo Jesús
aquí en la eucaristía.
Que las palabras en las que reconocemos su voz
sigan resonando en nuestro corazón y en nuestra vida.
Que, ahora que hemos compartido juntos su mesa,
su pan de vida nos dé fuerza
para dar testimonio de su nombre
y para dar ánimo y esperanza
a nuestros hermanos y hermanas.
Te lo pedimos en nombre de Jesucristo el Señor.
Bendición
no solo en esta eucaristía, sino también en la vida de cada día!
Aprendamos a percibir los signos de su presencia en la gente que encontramos, en el bien que otros nos hacen
y en todo lo que hacemos los unos por los otros.
Que esto nos dé a todos entusiasmo y alegría.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.