Liturgia Viva del IV Domingo de Pascua
CUARTO DOMINGO DE PASCUA (Ciclo C)
- Les Llamo por Su Nombre
- La Voz del Pastor
Notas:
1. Recuerden que hoy es la “Jornada Mundial por las Vocaciones”. Lo que se dice de Jesús es también aplicable a los pastores que ocupan su lugar. No que ellos sean Jesús mismo: Son solamente humildes signos de Jesús, que, por su vida y por sus obras, deberían mostrar al pueblo el camino hacia él.
2. Los que intenten tener una celebración especial por las vocaciones, este día o durante la semana siguiente, vean, por favor, el Sacramentario y Leccionario para textos para misas por las vocaciones.
Saludo (Ver la Segunda Lectura)
El Cordero en el trono será nuestro pastor
y nos conducirá a manantiales de agua viva.
Dios enjugará todas las lágrimas de nuestros ojos.
Que este Cordero de Dios, Jesús nuestro Señor,
esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
1. Les llamo por su Nombre
Es muy tranquilizador saber que nuestro guía o líder de nuestra comunidad nos conoce personalmente y nos llama por nuestro nombre. Ello nos hace pensar o decir: Él me conoce y yo le conozco a él. Esto exige una confianza, lealtad y amor más profundos. En el Domingo del Buen Pastor Jesús mismo nos recuerda cómo nos conoce personalmente. Al mismo tiempo, el hecho de que también nosotros le conozcamos a él, al menos un poco, cambia nuestra vida entera; porque conociéndole a él, conocemos a Dios. Experimentamos en él la bondad, el cuidado y la presencia íntima de Dios en la vida de cada día. Ojalá nosotros también pudiéramos estar cerca los unos de los otros, y los pastores de Jesús pudieran estar cercanos a su pueblo.
2. La Voz del Pastor
¿Quiénes son los pastores en quienes el pueblo confía y a quienes el pueblo escucha? Como por instinto, la gente se entrega confiadamente a sacerdotes que no se predican a sí mismos, sino al Señor Jesús y a su Buena Noticia, el Evangelio. Escuchan y confían en sacerdotes que les conocen y que también sacan su tiempo para escucharles a ellos, para asomarse a sus problemas y esperanzas; porque en ellos reconocen algo de Jesús, el Buen Pastor y modelo de todos los pastores. Unámonos a Jesús, nuestro Buen Pastor, en su acción de gracias al Padre.
Acto Penitencial
“Las ovejas que me pertenecen escuchan mi voz”,
dice Jesús, nuestro Buen Pastor.
Y nosotros… ¿le hemos escuchado y seguido?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
Señor Jesús, tú nos conoces y nos llamas a cada uno por nuestro nombre.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú nos aseguras que no permitirás que nos perdamos, o que nunca nos abandonarás.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, el Padre nos confió a ti
y tú nos das vida que durará para siempre.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y nunca permitas que el pecado nos separe de ti. Perdónanos, haz que te sigamos hasta el final, y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
y amar verdaderamente a Jesús, el Señor.
(Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro amoroso:
Tú nos has permitido graciosamente
experimentar cuánto te preocupas por nosotros,
dándonos a Jesús como nuestro Buen Pastor.
Él nos conoce bien, ya que nos lleva en su corazón.
Haz que seamos siempre íntimos suyos,
para que nosotros también le reconozcamos a él como Buen Pastor,
oigamos su voz, y le sigamos sin reserva.
Que, conforme a su amor,
nuestra preocupación y cuidado se desborden
en favor de los hermanos que tú has puesto en nuestro camino.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Hch 13,14.43-52): Los Pastores se Arriesgan
La Buena Noticia de Jesús tenía que anunciarse primero a los judíos; pero no se puede restringir a un solo grupo; está destinada para todos. El conflicto de Pablo y Bernabé con los judíos da ocasión para predicar el evangelio directamente a los paganos.
Segunda Lectura (Ap 7,9.14b-17): El Cordero Será el Pastor de Ustedes
Gentes de toda raza, pueblo y cultura seguirán al Cordero como a su Pastor, quien les guiará a la vida eterna.
Evangelio (Jn 10,27-30): Los que Oyen mi Voz me Siguen
Jesús es nuestro Buen Pastor. Él nos conoce personalmente y nos conduce a la plenitud de vida, si queremos caminar con él.
Oración de los Fieles
Roguemos a Jesús, Cordero de Dios y Pastor nuestro, que conduzca a todos los hombres a los manantiales de la vida. Y digamos:
R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, tú llamas a una muchedumbre inmensa de cada raza, lengua y nación. Para que sepan oír tu voz, aceptarte desde la fe y seguirte fielmente, te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, son pocos los que te reconocen. Que ninguno de ellos se pierda; y guárdalos siempre fieles a ti. Y así te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, muchos de tus seguidores están todavía sufriendo persecuciones. Que, a pesar de ello, continúen sirviéndote día y noche, y estén unidos a ti en sus pruebas y dificultades. Y así te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, demasiada gente padece hambre, y muchos tienen sed de justicia y verdad. Que la tierra produzca su fruto y tu pueblo trabaje por la justicia, la verdad y la paz. Y así te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, mira la miseria de los que sufren. Enjuga todas las lágrimas de sus ojos, y llévales la alegría de tu amor y también la de nuestro amor. Y así te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
- Señor, mira la riqueza de corazón de muchos que están deseosos de servirte a ti y a tu pueblo en ministerios de amor y de servicio. Llámalos al sacerdocio y a la vida religiosa y misionera, para que conduzcan a tu pueblo como Buenos Pastores. Y así te pedimos: R/ Cordero y Pastor nuestro, únenos en un solo rebaño.
Señor Jesús, llámanos por nuestro nombre y unifícanos como tu único pueblo, pues tú eres nuestro Pastor y Señor por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro,
que te preocupas por nosotros:
Tú preparas para nosotros el pan de vida
y nos ofreces la copa de alegría
de Jesús, Hijo tuyo y pastor nuestro.
Que él nos haga cada vez más tu pueblo fiel;
y que nos ayude a proclamar
-por lo que somos y hacemos-
que su mensaje de vida y alegría
está destinado para todos
en cualquier parte del mundo,
porque él es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Te damos gracias, Padre nuestro, por darnos a tu propio Hijo Jesús como nuestro guía y Pastor. Así como él se ofreció a sí mismo por nosotros, así también queremos nosotros ofrecernos con él para que otros vivan y sean felices.
Invitación al Padrenuestro
El Padre ha puesto a Jesús
como Buen Pastor para nuestro cuidado.
Con él recitamos nuestra oración de confianza filial.
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor,
de nuestras facciones y de nuestra división,
y reúnenos a todos juntos
bajo el liderazgo de Jesús, nuestro Buen Pastor.
Que podamos participar en la paz
de su amor bondadoso y reconciliador;
y guárdanos de toda ansiedad,
porque estamos seguros
de que él nos llevará a la fuente de agua viva,
ya que él es nuestro Buen Pastor
y nuestro Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo,
el Cordero de Dios sentado en el trono,
que nos conduce a los manantiales de vida,
para que nunca más tengamos de nuevo hambre o sed.
Dichosos nosotros,
invitados a la mesa de nuestro Buen Pastor y Señor.
Oración después de la Comunión
Padre de bondad:
Hemos escuchado la voz de tu Hijo
que nos ha hablado aquí en esta eucaristía.
Danos la gracia de seguir perteneciendo a él, a su rebaño,
y de seguirle a dondequiera que él nos lleve.
Que ni el miedo ni la tentación engañosa nos venzan
y nos secuestren lejos de tu amor.
Así como él se nos ha dado como pan de vida,
que nosotros también nos demos los unos a los otros.
Que nuestro Buen Pastor nos lleve
a los verdes pastos de tu alegría eterna.
Concédenoslo por medio de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: En esta celebración eucarística Cristo ha estado con nosotros como nuestro Buen Pastor. – Que él esté también con nosotros en nuestra vida y nos guíe por medio de su Santo Espíritu. Que también nos haga pastores, los unos de los otros: que, como hermanos, nos preocupemos unos de otros, nos animemos y apoyemos mutuamente; y que así lleguemos a ser para el mundo un signo del amor fiel y bondadoso de Dios.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.