Liturgia viva del Jueves de la III Semana de Cuaresma
ESCUCHANDO LA PALABRA DE DIOS
(Jer 7,23-28; Lc 11, 14-23)
Introducción
“Escuchen mi voz”, dice Dios por medio de su profeta Jeremías; y después se queja de que el pueblo de Dios no quiere escuchar. Se escuchan a sí mismos y siguen sus propios caminos. Sus obras no hablan el lenguaje de Dios. En una palabra: No siguen a Dios. —- En el evangelio vemos cómo Jesús cura a un hombre mudo. Peor que cualquier sordo o mudo o ciego son los que no quieren ni oír ni ver, o que no quieren hablar con sinceridad. Esos no siguen a Jesús. Sus corazones están divididos, entre Dios y el diablo.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú nos pides no tanto que observemos ciertas prácticas,
sino que nuestros corazones estén vueltos a ti.
Oh Dios bondadoso, queremos hacer en todo tu voluntad,
fielmente y con generosidad
como lo hizo Jesús, tu Hijo,
quien cumplió tu voluntad porque te amaba
y que por eso vive contigo y con el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que sepamos obedecer siempre a la voz de nuestra conciencia, no sólo cuando nos avisa contra el mal, sino también cuando nos mueve a hacer el bien, roguemos al Señor.
- Para que cuando aparezca la tentación, sigamos a Cristo el Señor, que nos dio ejemplo y venció a las tentaciones por nosotros, roguemos al Señor.
- Para que los que están preparándose para el bautismo aprendan cómo el evangelio, acogido y fielmente vivido, les traerá auténtica libertad y alegría, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú nos envías a tu Hijo
para ser tu Palabra Viva.
Queremos aprender de él,
que hizo tu voluntad en todo
porque supo que ésta era tu manera
de revelar a todos tu amor salvador.
Queremos estar siempre de su lado y a su lado
y hacer tu voluntad en todo,
como nuestra mejor ofrenda viva para ti,
Dios y Padre nuestro, que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Estamos demasiado preocupados quizás
por nuestros propios planes para el futuro
y por un mundo que nos empeñamos en construir
a espaldas de ti, olvidándonos de tus planes.
Señor, que sepamos llevar a cabo tus designios
siguiendo tus reglas e inspiraciones;
que escuchemos constantemente y sigamos
a tu Palabra Encarnada, Jesucristo,
y que olvidemos nuestros diminutos planes mundanos,
para que así podamos construir y establecer
tu reino entre nosotros.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hoy el profeta nos ha dicho: “Obedezcan ustedes mi voz, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo”. Demos gracias a Dios de que nos haya hecho su pueblo. Y hagamos lo mejor que podamos para vivir como pueblo querido de Dios. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.