Liturgia viva del Jueves de la IV Semana de Pascua
SERVIDORES CON CRISTO
(Hch 13,13-25; Jn 13,16-20)
Introducción
En su predicación, Pablo presenta a Cristo como la personalidad hacia cuya venida iba orientado todo el Antiguo Testamento, y Juan el Bautista se presenta como el mensajero inmediato que anuncia el cumplimiento de las promesas al aparecer Jesús. Jesús había dicho a sus discípulos con mucho énfasis e insistencia que ni el poder terreno ni el rango social habría de ser la señal del discípulo, sino el servicio: el amor servicial. Ahora, en la Última Cena muestra eso claramente con su mismo ejemplo, cuando él, el Señor y Maestro, lava los pies de sus apóstoles. Éstos, los siervos, no son mayores que su Maestro; sus mensajeros no serán mayores que Jesús mismo, que les envía.
Oración Colecta
Tu Hijo Jesús nos recuerda hoy
que no somos mayores que tu Siervo
y servidor nuestro, Jesús,
nuestro Maestro y Señor.
Danos aguante y resistencia
para servirte a ti y a los hermanos
sin esperar recompensa o gratitud,
y para aceptar las dificultades y contradicciones,
que son parte de la vida cristiana,
y que son algo normal para los seguidores
de aquél que cargó la cruz por nosotros,
Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Por los líderes y ministros de la Iglesia, para que no busquen ni honores ni poder, sino que sirvan a sus hermanos con toda sencillez y generosidad, roguemos al Señor.
- Por los que tienen responsabilidades y cargos públicos, para que no busquen solamente poder y ganancia personal, sino que den lo mejor de sí mismos para trabajar desinteresadamente por el bien común del pueblo y de su país, roguemos al Señor.
- Por los doctores y enfermeros, para que sirvan a los enfermos con gran dedicación y amor, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Mientras tu mismo Hijo Jesús nos sirve
en estos signos de pan y vino,
él nos pide beber con él la copa
de un servicio generoso y sacrificado.
Que tu Hijo nos llene de aquel amor
que solo piense
que uno es grande cuando sirve a los demás
y cuando usa su vida
para dar a los otros una oportunidad para vivir.
Que ojalá no busquemos otro premio y recompensa
por el servicio prestado
que poder compartir el mismo destino de Jesús,
Señor y Salvador nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
En esta celebración eucarística
tu Hijo Jesús ha estado con nosotros,
como el servidor de todos.
Que él disponga nuestros corazones
y nos dé un espíritu abierto y sensible
para comprender y aceptar a los otros,
para acompañarles en el camino de la vida,
para sufrir con ellos en sus penas,
para alegrarnos con sus alegrías
y para saber llevar los unos las cargas de los otros;
porque sólo así Jesús estará realmente con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos ha recordado hoy que los “siervos no son mayores que su señor”. El amor es lo que impulsa al servicio y lo hace entregado y discreto. Si amamos sinceramente a nuestros hermanos, ellos saben que pueden acercarse a nosotros para solicitar cualquier servicio. Para que sepamos servir desinteresadamente y con generosidad, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.