Liturgia Viva del Jueves de la V Semana del Tiempo Ordinario. Nuestra Señora de Lourdes
MÁS QUE MIGAJAS (Gen 2, 18—25; Mc 7,24-30)
Introducción
¿Por qué los hombres y las mujeres se atraen mutuamente? El amor es más fuerte que la muerte y más fuerte que los lazos familiares con los padres. Los seres humanos son sociables y necesitan un compañero igual, creado desde cerca del corazón del hombre, “carne de mi carne y hueso de mis huesos”. Y ahora el hombre puede proferir con gozo la palabra “Tú; thou”.
Evangelio. A los despreciados paganos también se les ofrece salvación. Los doctores de la Ley llamaron a la región donde Jesús realizó este milagro una “región de perros”. Dios levanta a los humildes que creen en él. La gracia no es privilegio exclusivo del pueblo de Dios. El reino está abierto y destinado también para paganos.
Oración Colecta
Oh Padre de todos:
Hace mucho tiempo elegiste al pueblo de Israel
para dar a conocer tu nombre a todas las naciones.
Tu Hijo Jesucristo nos dejó claro
que perdón y vida son parte muy esencial
de todos los que creen en él.
Señor, haz realmente a tu Iglesia lugar de encuentro
para todos los que te buscan, aunque sea a tientas,
para que todos los obstáculos y barreras se eliminen
y para que las riquezas de todas las naciones y culturas
revelen los mil rostros del amor que tú nos manifiestas
en Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que en la Iglesia universal haya espacio para las riquezas culturales de diferentes pueblos y para la manifestación de la misma fe en una variedad de lenguas y formas de expresión, roguemos al Señor.
- Para que sepamos abrir nuestros hogares y nuestros corazones a los que de muchas maneras difieren de nosotros, para que hagamos todo lo posible para integrarlos en la comunidad humana y cristiana, roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros estemos preocupados y nos sintamos responsables de los que no están aquí con nosotros porque están de hecho alejados de la Iglesia, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú preparas la mesa de tu Hijo
para todos los que quieran venir al banquete:
para pobres y ricos,
para santos y pecadores.
Queremos aprender de tu Hijo Jesucristo
a dar, a todos los que piden alimento o amor,
no escasas migajas o sobras del banquete,
sino a nosotros mismos como alimento.
como Cristo hace aquí por nosotros,
él que es Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
En esta eucaristía
hemos sido, y nos hemos sentido, todos uno
en Jesucristo tu Hijo.
Él murió y resucitó a una nueva vida por todos;
su semejanza se refleja en el rostro de cada ser humano.
Ojalá fuera visible y palpable en todos.
Que su rostro no se desfigure ni se rompa
por nuestros prejuicios y temores;
no permitas que tu amor se achique
o sea menos que universal.
A todos nosotros haznos uno en él,
que es nuestro camino común
hacia ti y hacia los hermanos,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Que haya espacio en esta nuestra casa, es decir, en nuestras comunidades cristianas, para todos, sea cual sea su raza o clase social, su educación o nivel cultural.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.