Liturgia Viva – Jueves de la VI Semana de Pascua
SU TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO
(Hch 18,1-8; Jn 16,16-20)
Introducción
Mucha gente se lamenta de que no siente la presencia de Dios, especialmente en momentos de gran tristeza y aflicción. Con ocasión de la muerte de una persona querida uno oye con frecuencia: “¿Dónde está Dios ahora? ¡Nos ha abandonado!” Este era un pensamiento que muchos judíos expresaban durante el “Shoah” (holocausto, literalmente “destrucción”). Sin embargo algunos se aferraban tenazmente a Dios, diciendo que fue Dios mismo quien sufrió allí a manos del pueblo.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Cuando sufrimos profundamente
tendemos a clamar:
“Dios mío, ¿dónde estás?”
Danos a nosotros, como a pueblo que cree
que tu Hijo murió por nosotros
y por tu poder resucitó de entre los muertos,
una fe suficientemente profunda y firme
para comprender que tú estás con nosotros
incluso en las dificultades y aflicciones de la vida,
y hasta en la misma muerte.
Danos esta fe por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
1. Por los responsables de nuestra tierra, por los gobernantes de las naciones, para que el Espíritu Santo les guíe para que respeten el trabajo de la creación de Dios, roguemos al Señor.
2. Por los enfermos terminales y por los agonizantes, para que su esperanza en la resurrección les dé la seguridad de que Dios les concederá la vida eterna, roguemos al Señor.
3. Por todos los que sufren, para que tengan conciencia de que Dios conoce y les da fuerza en su sufrimiento, y de que el Espíritu Santo puede convertir su pena en fortaleza y alegría, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios nuestro de vida y amor:
Cuando el pueblo que elegiste e hiciste tuyo
marchaba a través del inhóspito desierto,
tú estabas allí con ellos
y les diste el maná para comer.
Líbranos de quejarnos y de murmurar
cuando las dificultades de la vida
se cruzan en nuestro camino.
En nuestros desiertos,
susténtanos con el maná de hoy,
el cuerpo y la sangre de tu Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
No lo tomes a mal, cuando clamamos a ti
en los desiertos de nuestras penas y soledades.
Sigue fortaleciéndonos con el alimento reconfortante
y con la bebida de alegría de Jesús.
Y haz que percibamos también tu presencia
en la gente buena que nos rodea,
en sus palabras de consuelo y esperanza.
Danos la certeza de que tú nos conduces firmemente
hacia una alegría y una felicidad sin fin.
Concédenos esto por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Como cristianos, estamos de camino en nuestra peregrinación hacia Dios. A veces caminamos en la oscuridad, aun cuando hagamos lo mejor que podamos para hacer del camino de Cristo nuestro propio camino. Pero confiamos que Dios nos dará su Espíritu para mantenernos en marcha y para guiarnos hacia nuestra meta en la vida.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.