Liturgia viva del Jueves de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. San Pablo de la Cruz, presbítero. San Pedro de Alcántara, presbítero. Santos Juan de Brébeuf e Isaac Jogues, presbíteros, y compañeros, mártires
ORACIÓN INSISTENTE (Año I. Mal 3,13-20a; Lc 11,6-13)
Introducción
Para el profeta Malaquías y para los piadosos judíos, la vida de los pecadores, aparentemente feliz, era todo un escándalo. Para ellos, que practicaban su fe, Dios parecía ausente y sordo a sus súplicas. Pero Dios les oirá y administrará justicia a cada uno el día del juicio. – Cristo nos dice que perseveremos en nuestra oración. Dios escucha y nos dará lo que necesitamos.
Evangelio. San Lucas nos dice que Jesús oraba con frecuencia. E insistentemente, como en su agonía en el Huerto de los Olivos. Ahora nos dice que Jesús quiere que nosotros también seamos perseverantes, insistentes e incluso atrevidos y audaces en nuestra oración. Porque Dios es bueno. ¿Cómo puede resistirse él a escucharnos cuando oramos? Él nos dará no solo cosas buenas, sino también el Espíritu Santo, el don que contiene todos los dones.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Cuando clamamos a ti,
a veces nos preguntamos si realmente nos oyes,
ya que tu silencio es a veces opresivo.
Mantén nuestra confianza en tu bondad
y en tu constante presencia amorosa.
Danos lo bueno cuando te lo pedimos
y también cuando nos olvidamos de pedirlo;
que te encontremos cuando te busquemos,
ábrenos cuando llamemos a tu puerta,
en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
– Por aquellos a quienes se les ha confiado especialmente en la Iglesia el ministerio del perdón, para que sean intransigentes con el mal, pero al mismo tiempo acojan a los pecadores con respeto y con amor misericordiosos, roguemos al Señor.
– Por los consagrados en la vida contemplativa -hombres y mujeres-, para que sepamos nosotros apreciar su vida de penitencia y oración permanente, y sepamos también ser agradecidos por las bendiciones de Dios que ellos obtienen para nosotros por medio de su vida de oración, roguemos al Señor.
– Por todos los cristianos, para que nuestras oraciones por los pobres y por los que sufren nos comprometan más a administrarles justicia, a aligerar sus cargas y a restaurar su dignidad, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú quieres que experimentemos tu bondad
al darnos a Jesús, tu Hijo.
En estos signos de pan y vino
expresamos nuestra confianza en ti.
Sé misericordioso con nosotros
y escucha nuestras súplicas.
Otórganos el pan de vida
y lo que necesitamos para vivir,
por medio de Jesucristo
Hijo tuyo y Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En respuesta a nuestra súplica
nos has dado el pan de vida,
a nosotros, que somos especial posesión tuya.
Acepta nuestra acción de gracias
y ayúdanos a no ser sordos
a los gritos de los que apelan a nosotros
pidiendo solidaridad y ayuda..
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El Señor nos ha dicho: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá.” Porque Dios es bueno y lleno de misericordia.
Que su bendición bondadosa, la del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.