Liturgia Viva del Jueves de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
TENGO QUE SEGUIR MI CAMINO
(Ef 6,10-20; Lc 13,13-35)
Introducción
La carta de los Efesios nos dice, en palabras de Pablo, cómo enfrentaba él a los poderes del mal, con confianza y valentía. Pablo está preso por el evangelio. Pide a sus cristianos que rueguen por él para que tenga valor y fuerza para proclamar el evangelio; y él mismo incita a los fieles a resistir con entereza al mal.
Evangelio. Aparentemente, algunos fariseos comprensivos le advierten a Jesús que Herodes le va a matar. Jesús replica diciendo que él ya se ha enfrentado con los malos espíritus y continuará su viaje hacia Jerusalén. “Tiene que seguir su camino”, donde la muerte le espera “hoy, mañana y pasado mañana”, es decir, pronto. – ¿Somos nosotros cristianos valientes? Pidamos al Señor que nos dé fuerza en nuestro caminar, con Jesús.
Oración Colecta
Tener un ideal, una meta,
un destino claro a donde ir,
aun a costa de sacrificio y de dolor,
es muy tranquilizador
incluso en medio de la incertidumbre.
Guárdanos siempre en actitud de marcha,
caminando con fe y confianza,
sin miedo ni vacilación,
porque estamos seguros
de que nada nos puede dañar
y que ninguna prisión
hecha por manos o mentes humanas
puede arrebatarnos nuestra libertad interior
que tú nos has dado,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por todos los perseguidos por su fe, para que Jesús el Señor les dé fortaleza para permanecer siempre fieles sin desfallecer, roguemos al Señor.
- Por los esposos cuyo caminar en el matrimonio pasa por momentos difíciles, para que su amor no se frustre, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que a través de problemas, dudas y dificultades, Dios nos ayude a crecer en la fe, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tu Hijo Jesús aceptó caminar hasta el final a su meta;
un destino de sufrimiento y de muerte,
porque creía en tu amor.
Por este pan y este vino
guárdanos siempre creyendo
en tu victoria sobre el mal y la muerte
y que ellas lleguen a ser para nosotros
fuente de fuerza y de valor
en nuestra lucha en favor de todo lo bueno.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Vencemos al mal con tu Hijo Jesús
cuando optamos por la integridad y la verdad,
por la paciencia y el perdón.
Guárdanos en marcha en nuestro caminar
y fortalece en nosotros la convicción
de que la realidad del mal y del pecado
dentro de nosotros y en el mundo
no pueden nunca quedar vencedores,
ya que todo lo bueno no puede morir
desde que tu Hijo resucitó de entre los muertos.
Y porque Jesús es nuestro Señor por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Tenemos que andar nuestro camino con el Señor, de manera consistente, aun en las dificultades de la vida. Conocemos claramente nuestra meta: amar a Dios y a los hermanos, y nada nos debe disuadir de amar. Sabemos que estamos en las manos de Dios.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.