Liturgia viva del lunes de la i semana de Cuaresma, feria
AMOR AL PRÓJIMO,ENCONTRANDO A DIOS EN EL HERMANO
(Lv 19,1-2.11-18; Mt 25,31-46)
Introducción
Es chocante cómo la Biblia insiste, incluso en el Antiguo Testamento, en que Dios está presente donde las personas se aman y practican obras de misericordia, las unas en bien de las otras. Lo que hacemos a los demás, lo hacemos a Dios. El Antiguo Testamento puso énfasis en el amor, especialmente con respecto a miembros del pueblo elegido, que debían ser considerados como parientes de sangre; de todos modos, sin excluir a los no-judíos. El Nuevo Testamento extiende esto claramente no solo a los miembros del pueblo de Dios, sino a todo ser humano. El reino de Dios está presente donde las personas se tratan mutuamente como hermanos y hermanas. Los que pertenecen al pueblo de Dios -y ahora nosotros a la Iglesia- tienen que dar a todos testimonio de que el amor existe y está vivo, y por lo tanto, de que Dios existe y vive, particularmente por nuestro auténtico amor, respeto e interés por los más débiles y frágiles. Un día seremos juzgados por el amor a nuestro prójimo.
Oración Colecta
Señor, Dios santo, Padre amoroso:
Tú nos encomiendas la tarea de amarnos unos a otros
porque tú eres santo, y nos has amado
antes de que nosotros pudiéramos amarte.
Otórganos bondadosamente la sensibilidad propia
para reconocer a tu Hijo
en nuestros hermanos y hermanas, cercanos y lejanos.
Ayúdanos a dar testimonio
de que el amor existe y está vivo
y de que tú, el Dios de amor,
existes y vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por los muchos que tienen hambre de alimento y también de dignidad humana, para que los que poseen más recursos materiales y humanos les provean generosamente con lo que necesitan, roguemos al Señor.
- Por los extraños y extranjeros, para que nosotros sepamos acogerles y aceptarles con todas sus diferencias, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y los prisioneros, sobre todo si raramente reciben visitas de sus amigos y seres queridos, para que nosotros les mostremos nuestra compasión e interés, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios nuestro, Padre amoroso:
Tú ves con agrado
que tu Hijo se entregue a sí mismo a nosotros
en estos signos de pan y vino.
Que como él, y con su fuerza,
compartamos cuanto tenemos,
sobre todo nuestra fe
y nuestro encuentro con tu Hijo,
con nuestros hermanos y hermanas,
especialmente con los más solos y frágiles
que tú los pones en nuestro camino.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Padre amoroso:
En esta celebración eucarística
hemos encontrado gozosamente a tu Hijo Jesucristo.
Qué él nos acompañe hoy
en las encrucijadas de la ciudad humana,
y ayúdanos a mostrar tu auténtico rostro:
el de un Dios que cuida y se preocupa
de los que van en busca de vida y amor,
para que todos reconozcan tu reino,
que ya se ha instaurado entre nosotros.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Recordemos lo que el Señor nos ha dicho hoy en el evangelio: “Lo que hicieron ustedes con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicieron”. Ésta es una hermosa tarea y misión, aunque muchas veces nos sea difícil. Necesitamos la inspiración y la fuerza del Señor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.