Liturgia viva del lunes de la iv semana de Adviento, feria o san pedro canisio
LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO
(Cant 2,8-14 ó Sof 3,14-18a; Lc 1,39-45)
Introducción
Pocas cosas -si es que hay alguna- son más lindas, tanto a nivel humano como divino, que el encuentro entre personas. Un encuentro supone una gran alegría y una gracia incomparable. La Primera Lectura (del libro El Cantar de los Cantares) habla del encuentro entre un joven pretendiente y la joven que él ama. Ésta es probablemente una imagen simbólica del amor entre Dios e Israel.
En el evangelio, Isabel encuentra a María; incluso el nonato Juan el Bautista encuentra al Salvador, con su madre. Más profundos que los encuentros entre gente ocupada en asuntos de negocios, ciencia, política, o gente en sus ocupaciones y trabajos, son la comprensión, el amor y el compartir en unos encuentros realmente humanos. Éste es el tipo de encuentros que nos espera con el Señor en Navidad y en esta eucaristía. Los encuentros son aún más profundos cuando Dios es compañero y parte en el mismo encuentro.
Oración Colecta
Oh Dios, cercano y amigo:
Nosotros tendemos a perdernos
en el ajetreo y en la barahúnda del día,
en nuestro trabajo y en nuestros nimios afanes.
Danos frescura de corazón
para buscar las cosas que son realmente importantes,
ésas que hacen nuestra vida profundamente humana;
y al mismo tiempo ábrenos
a tu mundo, a tu visión y a tus valores.
Haz que anhelemos encontrarte con alegría,
para que descubramos de nuevo el valor incomparable
de la entrega gratuita, del respeto al otro,
del amor espontáneo y olvidadizo de sí mismo,
por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la venida más íntima de Cristo a nosotros nos llene de gratitud y alegría, roguemos al Señor.
- Para que Dios nos otorgue el don de tener muchos y buenos amigos, roguemos al Señor.
- Para que aprendamos a apreciar a la gente y a regocijarnos en sus dones y talentos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre de amor:
En esta eucaristía nos encuentras de nuevo
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Que en estos signos de pan y vino
le encontremos realmente a él, de modo íntimo,
de persona a persona.
Que encienda nuestros corazones con su Espíritu
para que sepamos renunciar a nuestras seguridades humanas
y nos atrevamos, con él,
a llegar a ser su pueblo y su mundo
en el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Hemos encontrado a tu Hijo
en su palabra y en su cuerpo eucarístico.
Que él vaya con nosotros ahora
a proclamar, por nuestro medio,
tu palabra de ánimo y de perenne esperanza,
y que él nos transforme
en su cuerpo visible para el mundo,
para que cada encuentro con nuestros hermanos
se convierta, de ahora en adelante,
en bendición, gracia y alegría,
y en entrega generosa a ti
y a todos los hermanos,
por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: La venida de Cristo en Belén trajo alegría al mundo. Con él hay esperanza. ¡No hay ya más espacio para el miedo y la tristeza! ¡Incluso la cruz puede llevarnos a la alegría! Que el Señor nos haga su pueblo, contento y alegre.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.