Liturgia viva del Lunes de la VI Semana del Tiempo Ordinario
EXIGIENDO SEÑALES DEL CIELO
(Año I. Gen 4,1-15.25; Mc 8,11-13)
Introducción
Año I. El pecado, que es siempre “asesinato”, muestra su fea cabeza después de la pérdida del paraíso. ¿O acaso la historia de la Primera Lectura de hoy expresa el conflicto entre culturas, la vida sedentaria afincada en la tierra (Caín) y la vida nómada del pastor Abel? Sin embargo, por su castigo, Caín se convierte en un nómada fugitivo.
Evangelio. En el evangelio los fariseos piden a Jesús un signo de que su autoridad viene del cielo. — Pero, también nosotros buscamos con frecuencia signos y tranquilizantes. ¿Acaso no son suficientemente tranquilizadoras las palabras de Jesús? ¿No consiste la fe en confiar en él? Nuestro signo o señal es la vida y el mensaje de Jesús.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Perdónanos porque, por nuestra fe débil,
pedimos a veces señales y milagros.
Sabemos que tú eres nuestro Padre,
pero a veces no nos es fácil
reconocer tu presencia amorosa.
Danos ojos de fe para percibir el signo
de que tú estás con nosotros
en Jesús y en su mensaje, en el evangelio.
Te decimos, aunque un poco de mala gana,
porque nos es doloroso:
Purifica nuestra confianza en ti y en Jesús
para que logremos ser cristianos más maduros
que te amemos por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por la gente que tiene que afrontar pruebas y sufrimientos, para que crezcan como personas y como cristianos a través de la prueba de su fe, roguemos al Señor.
- Por los que vacilan en su fe o dudan de comprometerse a vivir según las exigencias de su fe, para que el Señor les dé perspicacia y fortaleza, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que el Señor aumente nuestra fe y la haga rica y espontánea, sin que necesitemos señales especiales ni milagros, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Cuando tu Hijo Jesús
experimentó contradicción y rechazo,
no vaciló ni titubeó.
Aceptó la vida, con sus sufrimientos,
para traernos perdón y alegría.
No permitas que seamos sacudidos
por las olas de nuestras dudas y temores,
sino acepta en este pan y este vino
nuestra voluntad para ser fieles a ti y a los hermanos
tanto en los sufrimientos como en las alegrías.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Señor nuestro, Padre amoroso:
Sabemos que, aunque invisible pero siempre presente,
tú estás a nuestro lado en días de prueba y sufrimiento.
Ayúdanos a no abandonar
a nuestros hermanas y hermanos necesitados,
sino más bien a fortalecer su confianza en ti,
para que juntos podamos marchar hacia adelante
hacia la alegría eterna que nos prometes
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El signo que nos da Jesús es él mismo, su propia persona, el Emanuel, Dios que se nos muestra personalmente en Jesús, en su palabra de vida inspiradora, en la ternura de su acción sanadora, en su aceptación de todas las personas, incluyendo los pobres y marginados. Que el señor abra nuestros ojos y nos bendiga.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.