Liturgia Viva – Lunes de la VII Semana de Pascua
LA CRUZ Y EL DISCÍPULO
(Hch 19,1-8; Jn 16,29-33)
Introducción
Como cristianos bautizados en el nombre de Cristo, hemos recibido el Espíritu Santo de fortaleza. Con su ayuda tendríamos que ser capaces de dar un espacio al dolor y al sufrimiento en nuestras vidas. Eso es, de todos modos, parte de toda vida humana. Pero para los cristianos el sufrimiento tiene más sentido todavía: Cristo mismo siguió ese camino, y el discípulo puede aceptarlo en paz y hacer uso de él con el fin de llevar la paz a otros. Cristo nos ayudará a llevar esa cruz, ya que él ha conquistado el mundo.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Cuando tu Hijo Jesús tuvo que pasar
por pruebas y sufrimientos,
él sabía que tú estabas con él
y él se entregó confiadamente en tus manos.
De esta manera llevó paz a la gente .
Como personas bautizadas en su nombre,
que tu Espíritu nos ayude a ser valientes
cuando la enfermedad y el sufrimiento
se nos crucen en nuestro camino,
para que, como tu Hijo y con él,
venzamos al mal en nosotros y en el mundo.
Que nuestros sufrimientos engendren
amor, paz y esperanza para otros.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que el Espíritu Santo aliente en nosotros el fervor para que sepamos vivir consistentemente nuestra fe bautismal, roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo nos dé fortaleza para llevar, con Jesús, las cruces que nos lleguen en la vida, roguemos al Señor. calentar
- Para que el Espíritu Santo enardezca en nosotros nuestros fríos corazones, que a veces no saben cómo perdonar y cómo amar, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En esta eucaristía celebramos la manera
cómo tenemos que pasar a través del sufrimiento,
porque ese fue el camino que siguió Jesús.
Haz que tomemos conciencia
de que éste es también el camino del discípulo,
como test de nuestra fe,
como prueba de nuestra esperanza
y como medida de nuestro amor.
Danos el Espíritu de fortaleza
para cargar dificultades y sufrimiento
con paz y consuelo en nuestros corazones
a causa de la alegría que tú has prometido
y de los frutos que puede dar a otros,
como ofrenda para ti,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tú nos prometes lo que ni ojo ha visto
ni oído ha escuchado.
Danos la fuerza del Espíritu
para soportar el sufrimiento con esperanza
y como un modo de crecer en la vida de Cristo.
Que ésta vida en Cristo dé a todos
valor para esperar en tu promesa
de un nuevo cielo y una nueva tierra,
y para vivir en tu amistad.
Te lo pedimos por medio de Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Cuando Cristo murió en la cruz y resucitó, el mundo cambió; la muerte y el pecado fueron derrotados. Pero todavía tenemos que hacer esto realidad hoy en día. La justicia y el amor tienen todavía que triunfar en nosotros hoy. Que el Espíritu Santo nos comprometa a trabajar incansablemente por ello.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.