Liturgia Viva –  Lunes de la X Semana del Tiempo Ordinario

Fecha

09 Jun 2025

BIENAVENTURANZAS
(2 Cor 1:1-7; Mt 5:1-12)

Introducción
“Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo”, nos dice Pablo hoy.
Lo que Jesús propone en las bienaventuranzas es una revolución, una vuelta del revés de los valores (sintonizando con el mensaje de Pablo en el Año I litúrgico). Pero no nos sentimos demasiado deseosos de tomarlas en serio; las bienaventuranzas son demasiado molestas y desagradables… Muchos afirman que son utópicas, pero eso mismo se puede decir de muchas partes del evangelio, a no ser que se tenga verdadera fe. Los seguidores de Cristo son soñadores: sueñan en una fraternidad universal de todos los hombres, en una tierra y un mundo mejores.

Colecta
Señor Dios nuestro,
cuando tu Hijo proclamó su Buena Noticia
a los pobres y ciegos, ellos le entendieron,
por que sabían bien lo que significa
no estar satisfechos de la vida y no poder ver.
Desde el evangelio,
concédenos sentirnos pobres con los hambrientos,
andar a tientas con los ciegos,
sentirnos impotentes con los indefensos,
y pequeños con los que no cuentan, los pequeños,
para que experimentemos bien adentro,
hasta en la medula de nuestros huesos,
el mensaje de tu palabra
y lo compartamos como buena noticia
con todos los que nos rodean,
en el nombre de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.

Intenciones

  • Señor, que llamas bienaventurados a los pobres, suscita entre nosotros muchos hermanos que sepan cómo vivir sobriamente, y que encuentren alegría en las cosas modestas y en la vida sencilla, te rogamos.
  • Señor, Dios de quienes son amables y sensibles, haznos pacíficos, misericordiosos y compasivos, para que, como tú nos prometes, poseamos tu Reino, te rogamos.
  • Señor, fortaleza de los perseguidos, dales perseverancia a todos los que sufren persecución, te rogamos.

Oración sobre las ofrendas
Señor, Dios nuestro,
desde la pobreza y el vacío de nuestros corazones
colocamos sobre este altar
un trozo de pan y un sorbo de vino.
No es mucho, Señor,
pero sabemos que tú puedes pasar con cosas sencillas
y con gente consciente de su indigencia.
Por eso te rogamos:
Cambia este pan y este vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo,
y cámbianos a nosotros en hombres y mujeres
beneficiados con tu vida
y que se enriquezcan a sí mismos
entregando sin medida a los demás
su tiempo, atención y amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R/ Amén.

Oración después de la Comunión
Señor, Dios nuestro,
tú escribes derecho con líneas torcidas.
Haz que las desconcertantes palabras de tu Hijo
en las Bienaventuranzas
nos despierten y nos permitan ver
dónde podemos encontrar tu clase de felicidad,
ya que es la única que dura y permanece.
Y que tu Hijo, aquí ahora con nosotros,
sea nuestro alimento para el camino hacia ti,
Dios nuestro, por los siglos de los siglos. R/ Amén.

Bendición
A los discípulos de Jesús nos llaman “bienaventurados”, es decir dichosos y felices, si estamos tan abiertos a Dios que le permitimos llenarnos con algo de su propia felicidad. Para ello tenemos que ser pobres, vacíos de nosotros mismos. Entonces obtendremos la felicidad del Reino de Dios, como un saboreo anticipado de la felicidad celestial. Pongámonos en las manos de Dios y pidámosle que nos bendiga bondadosamente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. R/ Amén.

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