Liturgia viva del Lunes de la XV Semana del Tiempo Ordinario
DEJEN PADRE Y MADRE (Ex 1:8-14,22; Mt 10:24-42)
Introducción
Comenzamos hoy la lectura del libro del Éxodo. En el Año I del calendario litúrgico, desde el lunes de la decimoquinta semana (hoy justamente) hasta el viernes de la decimoséptima, la primera lectura de todos los días entre semana se toma de ese libro. Así pues, tres semanas completas con la lectura del libro del Éxodo.
Evangelio. Jesús nos trajo vida y gracia, y tomó el camino del sufrimiento por nosotros. A sus discípulos no se les promete una vida fácil. El sufrimiento, la cruz, son también su participación en la cruz de Jesús. En los planes de Dios éste es el camino hacia la vida verdadera. No es demasiado cómodo o agradable, pero éstas son las condiciones de Dios.
Colecta Señor Dios nuestro:
Hemos aceptado tu invitación para seguir a tu Hijo Jesús como discípulos. Que tu Santo Espíritu nos dé sabiduría y fortaleza para tomar en serio nuestra fe y para aceptar nuestra misión en la vida con todas sus consecuencias. Y que nos ayude a seguir a tu Hijo sin miedo y sin desaliento, porque estamos convencidos de que Jesús nos llevará a ti, Dios nuestro de amor y de bondad, por los siglos de los siglos.
Intenciones
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Para que aquellos, a quienes el Señor llama a ministerios especiales en la Iglesia, le sigan con firmeza y sin descanso; y para que todos nosotros nos entreguemos sin titubeos a Dios y a nuestros hermanos, como Jesús se entrega a sí mismo por nosotros. Roguemos al Señor.
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Para que los gobernantes de las naciones se comprometan al bien común de sus pueblos, llevados por el sentido de justicia social y por espíritu de servicio desinteresado. Roguemos al Señor.
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Para que nuestras oraciones y nuestra adoración del Señor nos lleven a comprometernos más seriamente por las causas por las que oramos. Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, en estos dones de pan y vino nos presentamos nosotros mismos ante ti, recordando cómo tu Hijo se entregó por nosotros. Queremos aprender de él a sentirnos libres para entregarnos a ti y a los hermanos, y para buscar sinceramente tu voluntad en todo lo que hacemos. Que sigamos, en sus sufrimientos y en su gloria, a tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Oración después de la Comunión Señor Dios nuestro: En esta eucaristía nos has iluminado con la palabra y la sabiduría de tu Hijo y nos has dado su pan vivo y nutritivo para seguirle sin vacilación. Llénanos con la sabiduría y poder de tu Espíritu para seguir a Jesús sin titubeos a través del desierto del dolor y de la cruz, con el fin de llevar su vida, fuerza y alegría a nuestros hermanos necesitados y con el fin de darte honor y gloria a ti, Padre, por tu Hijo Jesucristo, por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Seamos libres. Seamos verdaderos y honestos con nosotros mismos; honestos con Dios y fieles a Jesús y su mensaje, incluso si por ello nos vemos en conflicto aun con nuestros seres más queridos. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre. R/ Amén.