Liturgia Viva del Lunes de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario. Santos Cosme y Damián, mártires
Introducción
Año II. Job ora a voz en grito quejándose al Señor por su vida miserable. No puede con ella, no ve ningún sentido en el dolor y la desgracia, y le pregunta a Dios por qué.— Jesús sabe cómo asumir el sufrimiento. No huye de él, porque acepta las consecuencias de su misión: ser fiel, cueste lo que cueste, a su misión de amor de reconciliar al pueblo con su Padre y de salvarnos.
Evangelio. El profeta Elías no encontró a Dios en el viento huracanado o en el terremoto o en el fuego, sino en la suave brisa. Los "Hijos del trueno", Santiago y Juan, querían que cayera fuego sobre el pueblecito de Samaria que no quiso recibir a Jesús, pero Jesús les reprende. La violencia no es camino de Dios.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Sabemos que nos amas
y que ni el sufrimiento ni el dolor,
e incluso ni la muerte, nos pueden separar de ti.
No nos tomes demasiado en serio cuando nos quejamos,
cuando somos impacientes contigo,
con nosotros mismos y con la gente que nos rodea.
Mantén siempre delante de nosotros la imagen de tu Hijo
que no pudo ser disuadido de su misión;
y danos la gracia de seguirle,
porque él es nuestro Señor y Salvador
ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
-Señor Jesús, perdónanos si gritamos desesperadamente nuestro dolor cuando nos es difícil soportarlo. Ayúdanos, te rogamos. R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
-Señor Jesús, ayuda especialmente a la gente deshecha interiormente, desalentada y sola, para que sepan llevar sus cruces unidos a Cristo Sufriente, te rogamos.
R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
-Señor Jesús, para que los que sufren larga y penosa enfermedad sientan tu presencia amorosa y consoladora, sobre todo por la cercanía y el cuidado cariñoso de sus hermanos cristianos, te rogamos. R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Sentados como estamos a la mesa de tu Hijo
elimina de nuestros corazones
toda amargura e impaciencia.
Tú no nos eliminaste con fuego bajado del cielo
cuando pecamos contra ti y contra los hermanos.
Anímanos con el fuego del amor
y danos el pan de fortaleza de tu Hijo,.
Con él te ofrecemos nuestras penas, nuestra impaciencia,
y también nuestra alegría y amor.
Dígnate concedernos esto,
en el nombre de Jesús, el Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, rico en paciencia y amor:
Sabemos cuánto nos amas
y cómo quieres que seamos felices.
Según tu misterioso designio,
tu Hijo pagó muy alto precio
a causa de nuestra soberbia y egoísmo.
Por medio de esta eucaristía restáuranos,
guarda firmes nuestra fe y esperanza en ti
y haznos disponibles para vivir,
y, si es necesario, con dolor y esfuerzo
con ellos y por ellos,
como hizo Jesús, tu Hijo,
que vive contigo y permanece con nosotros ahora
y, así los esperamos, por los siglos de los siglos amén.
Bendición
Hermanos: Sí, tenemos cerca al Señor, que fue crucificado, y somos sus seguidores. Pero algunas veces nos olvidamos y nos quejamos con demasiada facilidad. Naturalmente, el dolor hiere y no tenemos que solicitarlo o pedirlo.
Que Dios todopoderoso esté siempre al lado de ustedes y les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.