Liturgia Viva del Lunes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario.
GENEROSIDAD DE LOS POBRES
(Ap 14,1-3. 4b-5; Lc 21,1-4)
Introducción a la Primera Lectura
Los que no han cedido a la atracción, o incluso a la persecución, del paganismo y de los poderes de este mundo (Imperio Romano) forman el “Resto” de Dios, marcados con el signo de Cristo y del Padre. Han sido leales a él, pues han preferido la pobreza de Cristo más que el poder, el prestigio o la seguridad personal. No traicionaron su identidad como cristianos. Nuestra Primera Lectura nos los presenta alabando a Dios en una liturgia celeste.
Introducción al Evangelio.
La viuda del evangelio de hoy va más allá de la Ley. En su generosidad no sólo da todo lo que tiene; ella sólo tiene lo que ha entregado. Los pobres con frecuencia saben bien cómo dar, porque saben lo que significa ser pobres y dependientes; saben cómo vivir en las manos de Dios.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro, Padre generoso:
El pueblo sencillo con frecuencia nos avergüenza
por su total generosidad y sincera lealtad.
Danos, Señor, la gracia de percatarnos
de que, como tu Hijo,
los verdaderamente pobres de corazón
con frecuencia nos muestran quién eres tú:
Un Dios que se da a sí mismo.
Danos también a nosotros
esa clase de lealtad y de amor generoso
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
– Señor, te pedimos por los huérfanos y las viudas. Protégelos contra la desesperación, y a nosotros haznos atentos a su necesidad de amor y compasión. Por eso te decimos:
R/ Escúchanos, Señor.
– Señor, te pedimos por todos los pobres que sienten inseguridad acerca del día siguiente. Que sepamos compartir generosamente con ellos, llevándoles ayuda eficaz, seguridad y amor. Por eso te decimos:
R/ Escúchanos, Señor.
– Señor, te pedimos por esta nuestra comunidad. Ayúdanos a aprender de los pobres a ser lo bastante generosos para compartir no sólo de nuestra abundancia, sino también, si es necesario, de nuestra propia pobreza. Por eso te decimos:
R/ Escúchanos, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios misericordioso: Cuando tú quisiste
que alguien sufriera o muriera por el pecado
para que nosotros tuviéramos vida,
elegiste a tu propio Hijo
y él lealmente aceptó.
Oh Dios generoso, que te das a ti mismo:
Acepta estos dones de pan y vino, aunque sean pobres,
porque en ellos ponemos nuestra propia generosidad
con la esperanza de que tú vas a incrementarla,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre generoso:
Tú vienes a nosotros en tu Hijo Jesucristo
no en la forma ostentosa como un ricachón visitaría
un barrio marginado y subdesarrollado,
sino en la forma humilde como un pobre comparte
con los que son también pobres como él.
Acepta nuestra acción de gracias
por darte tú a ti mismo
y manifestar en Jesús toda la abundancia de tu amor,
con un respeto infinito a nuestra pobreza humana.
Acepta nuestros sentimientos de gratitud
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Cristo se entregó a sí mismo para otorgar a los hombres reconciliación y felicidad. Los cristianos habríamos de aprender de él a darnos a nosotros mismos sin contar el costo. Para eso le pedimos que nos bendiga.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.