Liturgia viva del lunes. san mateo, apóstol y evangelista, fiesta
Introducción
Mateo, a pesar de ser un despreciable colector de impuestos, calificado tan bajo como un pecador público o como un pagano, llega ser un apóstol de Jesús. Él es una prueba viva de que Jesús vino a llamar a los pecadores. Y entre los apóstoles es uno de los dos evangelistas que dieron testimonio de Cristo, no sólo con su trabajo y su vida, sino también con sus escritos – el formidable evangelio. Mateo está con nosotros hoy para fortalecer nuestra fe. Nos muestra cómo en Jesús se cumplen las Escrituras, y cómo nuestras comunidades de hoy, igual que las suyas hace ya tanto tiempo, tienen que poner en práctica la Buena Noticia de Jesús.
Oración Colecta
Señor Dios misericordioso:
Tú nos muestras hoy
en tu apóstol y evangelista Mateo
cómo avergüenzas a los petulantes e hipócritas
y cómo llamas a los pecadores a la tarea
de llevar al mundo la Buena Noticia de tu Hijo.
Perdona nuestra soberbia, y danos la certeza
de que podemos contar contigo y con tu amor
porque somos débiles y pecadores.
Que sepamos compartir tu mensaje y tu vida
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por la Iglesia, comunidad de santos y pecadores, para que nosotros, tanto el Pueblo de Dios como nuestros líderes, no condenemos a los que han errado, sino que como Dios mismo les demos nuevas oportunidades en la vida, roguemos al Señor.
- Por los hermanos que han fallado y ya no creen ni en sí mismos, ni en Dios, ni en la comunidad, para que recuperen nueva esperanza cuando experimenten nuestra comprensión y compasión hacia ellos, roguemos al Señor.
- Por los sacerdotes y religiosos, para que sigan confiando en el Señor que les llamó, a pesar de su fragilidad humana, para que con Cristo cuiden especialmente a los pobres y a los débiles, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, Padre misericordioso:
Tu Hijo Jesús comía
con recaudadores de impuestos y con pecadores
porque le necesitaban espiritualmente.
Nosotros te presentamos ahora
este pan y este vino,
para que el mismo Jesús se siente a la mesa con nosotros
porque también le necesitamos.
Acepta su sacrificio y el nuestro
para que se nos perdonen los pecados
y para que vivamos siempre en tu amor,
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre misericordioso:
Por medio de tu Hijo, que está entre nosotros,
ayúdanos a ser afables y compasivos
sin condenar a nadie,
ya que tú has sido bondadoso con nosotros.
Y no permitas que nos jactemos
de nuestros logros y éxitos humanos,
ya que todo lo que somos y hacemos
lo debemos a tu gracia y a tu llamado,
en Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El Señor nos ha recordado hoy: “Lo que deseo es misericordia, no sacrificio. He venido a llamar no a los justos, sino a los pecadores”. Que estas palabras de Jesús cambien nuestra actitud hacia nuestros hermanos, también hacia nosotros mismos; y haznos apacibles y comprensivos para con todos. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.