Liturgia Viva del Martes de la II Semana de Adviento. Bienaventurada Virgen María de Loreto. Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir
DIOS COMO PASTOR
(Is 40,1-11; Mt 18,12-14)
Introducción
El autor del Segundo Isaías tiene hoy para nosotros un bello mensaje de alegría y esperanza. Dios acabará el destierro de su pueblo y lo atraerá de nuevo a sí. Sus pecados son perdonados. Él vivirá en medio de ellos como un pastor.
Dios se hizo visible como pastor de su pueblo sobre todo en la persona de Jesucristo. Para él, cada persona es preciosa, también los pequeños de la sociedad, y hasta los pecadores. — Pero también todos los miembros de la Iglesia peregrina -sus líderes, junto con todos nosotros- debemos ser también misericordiosos, prontos al perdón, responsables los unos de los otros, pecadores responsables de sus hermanos pecadores.
Oración Colecta
Tú te haces cercano a nosotros en Jesucristo.
Cuando nos extraviamos,
tú nos buscas hasta encontrarnos.
Atráenos de nuevo a ti;
enséñanos el camino hacia ti y hacia los hermanos
por medio de aquél que es nuestro camino,
Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro,
que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios Por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que la Iglesia sea compasiva y paciente con los que yerran, como Dios es compasivo y paciente con nosotros, roguemos al Señor.
- Para que sepamos llevar alegría y bienestar, los unos a los otros, como Dios nos ha otorgado alegría y bienestar en Cristo Jesús, roguemos al Señor.
- Para que no condenemos a nadie que cometa disparates o que nos ofenda, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tú estás siempre cercano a nosotros
por medio de Jesucristo.
En estos signos que te ofrecemos, pan y vino,
celebramos su presencia viva entre nosotros.
Por medio de él, habla a nuestros corazones,
asegúranos de nuevo que somos preciosos para ti,
aun siendo pecadores,
Y comienza con nosotros tu nueva era
de amor misericordioso y de alegría.
Concédenoslo bondadosamente
por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
En esta eucaristía nos has dejado experimentar
que quieres estar muy cercano e íntimo a nosotros
por medio de quien se nos reveló
como nuestro Buen Pastor, Jesucristo.
Ayúdanos a ser también nosotros pastores,
los unos de los otros,
pecadores responsables de nuestros hermanos pecadores,
aceptándonos los unos a los otros tal como somos,
por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Damos gracias a Dios porque, como buen pastor, se preocupó de nosotros y nos buscó, cuando nos extraviamos por el pecado. Con él y como él, nosotros también queremos preocuparnos de los hermanos extraviados.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.