Liturgia Viva del Martes de la V Semana de Cuaresma. San Vicente Ferrer, presbítero
MIREN A CRISTO (Num 21,4-9; Jn 8,21-30)
Introducción
Es una verdad incontestable que solamente la fe salva. En la historia de los israelitas, ellos mostraron cuánto creían en esta verdad. Mientras iban caminando y vagando por el desierto, se rebelaron contra Dios. El mismo Dios los castigó enviándoles serpientes venenosas. Finalmente se arrepintieron y pidieron a Dios que los liberara. Ellos manifestaron así su fe en el poder de Dios. En esta historia, el remedio se presenta en forma de una serpiente de bronce colocada en un estandarte, de tal manera que quien la miraba quedaba curado. — En el Evangelio los fariseos tienen que aceptar a Cristo con fe, si quieren salvarse. — Nosotros también tenemos que mirar la cruz de Cristo con ojos de fe, para llegar a ser personas libres e hijos e hijas de Dios. Y nosotros, la Iglesia, tenemos que convertirnos en verdaderos signos de salvación alzados sobre las naciones.
Oración Colecta
Oh Dios nuestro, misericordioso y salvador:
Recorriendo y vagando por nuestros desiertos
de injusticia y falta de amor,
clamamos a ti a voz en grito, pero con temor
o quizás nos quedamos pasmados en silencio,
y algunos en duda y desesperación.
Danos bastante fe y confianza
para mirarle a aquel
que cargó sobre sí
nuestras dudas y nuestra maldad,
sufrió por ellas en la cruz
y resucitó desde ellas a una vida nueva:
Jesucristo, a quien aclamamos
como nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
– Por los que sufren mucho en la vida, para que sepan mirar con fe y esperanza a Jesús en la cruz, implorando fortaleza y curación, roguemos al Señor.
– Por una fe profunda en el amor de Dios, cuyo Hijo Jesús, sufrió por nosotros en la cruz, roguemos al Señor.
– Por todos nosotros, para que miremos a la cruz como a un signo liberador para todos los que siguen a Jesús, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Estamos celebrando ahora
el memorial de la pasión y muerte de Jesús.
Que nuestro encuentro con tu Hijo
nos libere de todo mal en nosotros
y nos ayude a alzarnos por encima del pecado,
porque sabemos y creemos
que él está con nosotros,
y que es tu Hijo,
un solo Dios contigo y con el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tú has llamado a tu Iglesia -es decir, a nosotros-
para ser tu signo alzado a la vista de las naciones.
Que nuestra fe viva en tu Hijo
inspire a la gente a descubrirle y encontrarle,
para que con él hagamos siempre lo que te agrada
y fielmente te sirvamos.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Dolor, sufrimiento, muerte, permanecerán siempre como escándalo y misterio, como algo difícil de soportar. Sin embargo, ahí está Jesús, que aceptó la cruz para salvarnos. Somos discípulos de quien murió en la cruz. Por más duro y difícil que sea, aprendamos a llevar la cruz cuando venga a nosotros en las mil circunstancias de la vida.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.