Liturgia Viva – Martes de la V Semana de Pascua
LA PAZ DE CRISTO
(Hch 14,19-28; Jn 14,27-31)
Introducción
Para llevar a cabo su misión de anunciar el Evangelio, Pablo -y lo mismo Bernabé- es perseguido, apedreado, echado de un lugar a otro. Pero él no se rinde; sigue fundando comunidades cristianas y dándoles una estructura básica de liderazgo, de forma que puedan funcionar por sí mismas. Tiene incluso el coraje y la fortaleza para animar y “poner un corazón nuevo en los discípulos” y para reconocer que Dios ha realizado grandes cosas en ellos.
Así mismo, Cristo, antes de su pasión y muerte, habla de paz y anima a los apóstoles a no preocuparse ni sentir miedo. Nada ni nadie le va a impedir a él llevar a cabo su misión de amor. — Nadie tampoco nos va a arrebatar a nosotros la paz interior, la serenidad y la libertad, si estamos unidos a Dios en el amor.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro, Padre todopoderoso:
Tú tienes poder absoluto sobre el mundo,
y, sin embargo, respetas la libertad de los hombres
incluso la de los que persiguen
a tus discípulos y seguidores.
Haz que nos percatemos de que nuestra fe
no nos protege contra el mal
que nos infligimos unos a otros,
sino que tú quieres que construyamos,
según tu plan de salvación,
un reino de justicia, amor y paz.
Ayúdanos, Señor, para que nuestra fe
aguante la prueba
cuando fallen nuestros flacos esfuerzos.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo,
nuestro Señor.
Intenciones
1) Para que los cristianos perseguidos por su fe aprendan de Cristo a perdonar y a orar por sus perseguidores, roguemos al Señor.
2) Para que, a través de las pruebas y adversidades, crezcamos hasta la madurez perfecta como personas humanas y como cristianos, roguemos al Señor.
3) Para que mantengamos siempre nuestra serenidad y nuestra paz de corazón en los sufrimientos y contradicciones, porque sabemos que Dios está con nosotros, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, Padre siempre fiel:
Tu Hijo Jesucristo mantuvo su paz y libertad interior
aun en el trance terrible de su pasión y muerte,
porque fue fiel a su misión de amor.
Que él nos dé en esta eucaristía
la misma lealtad y amor,
para que las dificultades de la vida
no perturben nuestros corazones,
sino que nos guarden firmemente anclados en ti,
que eres nuestro Dios y nuestro Padre,
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Dios de paz:
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú nos traes paz,
una paz especial que el mundo no puede dar
y que ningún poder terreno
nos puede arrebatar.
Queremos vivir en unión contigo,
para que esa paz de tu Hijo
esté siempre con nosotros
y para que tengamos la serena fortaleza
de animar y rejuvenecer a nuestros hermanos
aun en medio de nuestras tribulaciones,
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Jesús nos dijo: “No se inquieten ni se acobarden”, porque “la paz les dejo; mi paz les doy”. Esta es la certeza confiada que Jesús nos da.
Estamos en las manos de Dios. — Que la bendición de este Dios providente y todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.