¡SEAN LOS ÚLTIMOS Y SIRVAN!
(Sant 4,1-10; Mc 9,30-37)
Introducción
Santiago señala las causas de conflicto y laxitud dentro de la comunidad cristiana: no son tanto las malas influencias de fuera, ni las diferentes opiniones, sino el mal anidado en el corazón de cada uno, como el amor al placer y a los valores mundanos, la envidia, la soberbia…
Evangelio. (Jesús anuncia su pasión y resurrección por segunda vez, pero los discípulos no le entienden. — ¿Y nosotros, ya le entendemos? Hemos comenzado esta eucaristía poniéndola bajo el signo de la cruz. ¿Entendemos el sentido de la cruz, especialmente cuando pesa sobre nuestros propios hombros?) Los futuros líderes de la Iglesia, los discípulos, no están libres de defectos peligrosos, como la ambición; buscan el poder del primer puesto en el reino, no entienden que Jesús -y ellos también- tienen que sufrir, y que se requiere humilde servicio y sencillez para promover el reino.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú sabes lo que hay en nuestros corazones.
Purifica nuestros pensamientos,
transforma nuestra mente,
y danos las mismas actitudes y mentalidad de Jesús, tu Hijo.
Ayúdanos a identificarnos con él,
a aceptar el sufrimiento como parte de nuestra vida
y de nuestros esfuerzos para establecer tu reino.
En cualquier cargo o posición social en que estemos,
consérvanos humildes, sencillos y confiados
y que no tengamos otra ambición
que servir a tu Hijo Jesús
en nuestros hermanos y hermanas,
ya que él fue el servidor de todos
y por ello le hiciste nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por los que tienen posiciones o ministerios más elevados en la Iglesia, para que sirvan a los hermanos con mayor dedicación y humildad, sin menospreciar a los más débiles, a los más pobres, y a los heridos por la dureza de la vida, roguemos al Señor.
- Por los poderosos de este mundo, para que se preocupen de los derechos, la dignidad y el bienestar de todos, especialmente de las masas socialmente inferiores que están bajo su cuidado, roguemos al Señor.
- Por los que trabajan en empleos considerados más bajos o humillantes, por los que se dedican a tareas insalubres o peligrosas, para que nosotros apreciemos con gratitud su trabajo y que el Señor les ayude y proteja, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Te presentamos sobre el altar
bebida y alimento ordinarios -pan y vino-, signos de la vida de cada día;
y sin embargo, en ellos se va a hacer presente
tu Hijo Jesucristo.
¿Acaso nos quisiste enseñar
que no tenemos que buscarte
ni en lugares ni en cosas importantes
sino en la sencillez de lo ordinario y familiar?
A causa de tu Hijo Jesús, acéptanos como somos,
sólo gente sencilla y ordinaria
que quiere servirte de todo corazón.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú has sido paciente con nosotros
como Jesús lo fue con sus discípulos.
Cuando nos sentíamos orgullosos
de nuestros propios logros
tú pusiste ante nosotros
a tu perfecto Siervo, Jesucristo,
y nos hiciste mirarle atentamente
y participar en su banquete eucarístico.
Haznos como él, sinceros, francos, espontáneos,
y deseosos de servirte a ti en nuestros hermanos y hermanas.
Sabemos que estamos en tus manos
y que tú nos vas a ayudar y apoyar
a causa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: ¡Esa hambre terrible de poder y de prestigio está haciendo mucho daño en el mundo; pero también en la Iglesia, en nuestras comunidades cristianas! Que Dios nos dé más bien un espíritu de servicio generoso, humilde y sincero.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.