Liturgia Viva del Martes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
PREMIO DEL CIENTO POR UNO
( 1 P 1,10-16;Mc 10,28-31)
Introducción
El Espíritu Santo trabajaba ya en los profetas del Antiguo Testamento, pero la Buena Nueva de Cristo es una revelación mucho más clara. Pongan ustedes toda su confianza en la gracia de Cristo.
Evangelio. ¿Y qué decir de los que renuncian a todo por el reino de los cielos? No solamente “heredarán el cielo”, sino que encontrarán felicidad en la tierra, al sentirse libres de inquietudes y de miedo a perder bienes materiales, y libres también interiormente al pertenecer y entregarse generosamente a todos, con la alegría de ganar el corazón de muchos hermanos y hermanas en la comunidad. Y… dato curioso, pero muy realista: Marcos añade que mantendrán su felicidad y su recompensa, incluso en medio de contradicciones y persecuciones que encuentren en sus esfuerzos para implantar el reino. — Tenemos que permanecer libres y pobres dentro de nosotros mismos.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Esperamos cumplas tu promesa
con los que han dejado todo
a causa de tu reino
y a causa del evangelio de Jesucristo tu Hijo.
Que sean hombres y mujeres pobres
de las cosas que el mundo considera importantes en este mundo,
pero ricos en tu gracia y en tu amor
y con una riqueza de muchos amigos
a quienes puedan llevar a Jesucristo,
que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
– Por todos los cristianos, para que seamos generosos sirviendo al Señor y a nuestros prójimos, roguemos al Señor.
– Por los que han dedicado sus vidas al servicio directo de Dios, como sacerdotes, religiosos, ministros, para que vivan plenamente en las manos amorosas del Señor, roguemos al Señor.
– Por todos los cristianos, para que seamos personas alegres, que no perdamos nuestra sonrisa aun cuando encontremos dificultades, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Por medio del pan y del vino
recordamos a aquel
que se dio totalmente a los otros,
tu Hijo Jesucristo.
Le habían arrebatado todo,
menos la certeza de que tú estabas con él.
Con él, pues, nos ofrecemos a nosotros mismos,
para pertenecer a ti
y a nuestros hermanos y hermanas
que has puesto en nuestro camino.
Que ninguna prueba ni obstáculo nos impida
permanecer libres
y vivir en comunión contigo,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por el poder de esta eucaristía
ayúdanos a ver y a practicar plenamente
lo que significa ser discípulos de Jesús:
que sólo cuando perdonamos encontramos perdón,
que nuestra sed se sacia
cuando damos de beber a nuestro prójimo,
que encontramos consuelo
cuando proferimos palabras
que alivian a otros en su dolor,
y que sólo cuando partamos y compartamos el pan
encontraremos tu alegría
que durará por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Estamos en las manos de Dios, un Dios bueno y bondadoso, un Dios misericordioso. Tratamos de servirle fielmente y nos encomendamos confiadamente a él.
Que la bendición de este Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.