Liturgia Viva del Martes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
EN VIENTO Y EN TORMENTA
Introducción
Primera Lectura:
Amós cuestiona al pueblo de Dios y le pide que rinda cuentas de cómo ha respondido al amor de Dios.
Evangelio.
Tenemos que reconocer la presencia del Señor y seguir confiando en él cuando las tormentas rugen dentro de nosotros y a nuestro alrededor, en nuestro mundo, y nos amenazan con tragarnos y hacernos gritar: “Señor, ¿dónde estás?” Pueden ser las tormentas de la tentación, las dudas, los miedos y temores relacionados con nuestra fe, la amenazada lealtad. Los vientos de cambio también pueden ser como ruidosos huracanes que sacuden la barca de la Iglesia, antes de que podamos alcanzar las aguas tranquilas de una Iglesia renovada. El Señor está ahí, no deberíamos tener miedo.
Colecta
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesucristo calmó nuestras vacilaciones con palabras de reprensión: “¿Por qué tienen ustedes miedo, hombres de poca fe?” Haz que esa débil fe crezca robusta en nosotros. Cercióranos plenamente de que tú estás con nosotros en tu creación, en la oscuridad y en la noche, en el viento huracanado y en la tormenta, incluso en las profundidades de la muerte; porque tú eres el Dios que dijo: “Yo soy el que soy; y estoy ahí para ustedes”, ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por la Iglesia de Jesucristo, para que su fe y amor no se tambaleen en las dificultades y tormentas de nuestro tiempo. Oremos.
- Por marineros y pescadores, para que el mar les sea tranquilo y apacible, y generoso en captura de pescado; también por todos los que viajan por mar, para que puedan alcanzar su destino sanos y salvos. Oremos.
- Por nosotros mismos, para que nunca tengamos miedo, ya que sabemos con certeza que Jesús está con nosotros, y así nos mantengamos serenos y en paz. Oremos.
Oración sobre las Ofrendas
Hemos preparado este pan y este vino para acoger a tu Hijo que se hace presente en medio de nosotros. Que sepamos reconocer su presencia y seguir fiándoos de él en nuestros éxitos humanos. Pero que ningún éxito, por grande que sea, nos induzca a olvidar que sin Jesús no podemos hacer nada, y que este mundo es creación tuya y que podemos ser totalmente humanos solamente en Cristo Jesús, que vive y vivirá contigo y con nosotros por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Padre de nuestro Señor Jesucristo: ¿En qué otro deberíamos confiar sino en Jesús, nuestro Dios-con-nosotros? Que él navegue con nosotros para retar y hacer frente a las olas y enfrentarnos al corazón de la tormenta. Que, cuando él está con nosotros, aunque aparentemente dormido, no tengamos miedo de comprometernos con tu mar, de remar mar adentro, porque estamos seguros de que Jesús nos llevará a tu puerto seguro de justicia y de paz, él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición.
“¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Confiémonos de todo corazón al Señor. Con él podemos vencer todas las dificultades. Que Dios todopoderoso les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.