SOLIDARIDAD EN EL PECADO
(Año I. Rom 5,12.15.17-19.20 b-21; Lc 12,35-38)
Introducción
- Año I. Somos uno en nuestras debilidades, uno también en el amor de Dios y en la salvación que él nos ofrece en Cristo por la solidaridad en la gracia. Somos pecadores y santos a la vez, tenemos al enemigo con nosotros y al paraíso dentro de nosotros. Por eso ahora anhelamos que Cristo nos salve, para trascender nuestras dudas, nuestras diferentes formas de egoísmo, nuestros sufrimientos, nuestras divisiones dentro de nosotros mismos y nuestras rupturas con los hermanos. Sin embargo, es en este tipo de vida, dentro de este destino humano distorsionado, donde Cristo quiere salvarnos, si con él aceptamos su vida y su gracia.
- Evangelio. En el evangelio de hoy Jesús exhorta a sus discípulos a estar vigilantes. Ellos son como siervos, que deberían estar siempre listos para la llegada y atentos al llamado del Señor.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Cada día experimentamos
que somos como un crisol,
a veces como una olla hirviendo
de valor y cobardía,
de preguntas, vacilaciones, vulnerabilidad,
de egoísmo y de generosidad, de pecado y de gracia.
Señor, concédenos que sepamos aceptar
nuestra solidaridad en el pecado,
para compartir mucho mejor
nuestra solidaridad en la salvación,
que viene a nosotros por medio de tu Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la Iglesia reconozca que ella misma es también una Iglesia de pecadores, que comete disparates y que necesita conversión, roguemos al Señor
- Para que los obispos y sacerdotes sean ministros pacientes y comprometidos del perdón y de la reconciliación, roguemos al Señor.
- Para que nosotros reconozcamos nuestros pecados y pidamos sinceramente perdón por ellos, en vez de buscar excusas fáciles a los mismos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Traemos ante ti este pan y este vino,
alimento y bebida para la vida humana,
y aun así signos de nuestra salvación en Cristo,
signos de que no se debe buscar la salvación
fuera de las realidades de la vida.
Señor, haznos comprender
que debemos recibir la salvación tal como somos,
humanos, frágiles, en una clase de vida personal
que no es diferente de la de otros,
pero que debe vivirse de modo diferente,
conforme la vivió Cristo,
que es nuestro Salvador y Señor
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Fortalecidos por tu Hijo en esta eucaristía,
no te pedimos la gracia de ser inofensivos,
porque entonces perderíamos la capacidad
de ser valiosos para ti y para nuestros hermanos.
Señor Dios, ya que somos uno en nuestra fragilidad,
que seamos también uno en nuestro amor y gracia,
para que sepamos aceptar la vida
con sus riesgos, alegrías y sufrimientos
y para que intentemos darle verdadero sentido
por la gracia de Aquél que nos ha dado su cuerpo,
e iluminados por Aquél que es nuestro Señor y Salvador,
Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Si aceptáramos más fácilmente que somos solidarios en el pecado y responsables del mal en el mundo, muchos males se superarían, y nosotros estaríamos más unidos en justicia y compasión, en perdón y paz. Que el Señor les conceda el don de vivir más unidos en su gracia, y que él les bendiga abundantemente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.