Liturgia viva del Martes de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Santo Tomás de Villanueva, obispo
HOSPITALIDAD
(Año I. Jon 3,1-10; Lc 10,38-42)
Introducción
Año I. En la experiencia de Jonás, la palabra de Dios es muy poderosa si la proclamamos al pueblo en el nombre de Dios y si el pueblo está abierto a ella.
Evangelio. Una familia o una persona acogedora hace a los huéspedes sentirse como en casa y les da lo mejor de que dispone. Pero si somos verdaderamente acogedores, escuchamos también al huésped, y recibimos de él o ella quizás más de lo que nosotros damos y de una manera más profunda. Recibimos al huésped como persona. – Dios se nos presenta en la Biblia como un viajero que va de viaje (Cfr. Emaús). Pide hospitalidad como un extranjero o como un pobre. Cristo también dice que cuando recibimos a uno que no tiene alojamiento, le recibimos a él.
Oración Colecta
Nos has invitado a estar contigo,
a escuchar el mensaje de Jesús, tu Hijo,
y a aceptar de él tu paz y tu amor. .
Que sepamos acogerle de corazón
y que aprendamos de él
a acogerle también en los hermanos que nos suplican
cuando nos piden perdón,
y un poquito de calor humano,
de paciencia, esperanza y alegría.
Que tus siervos no pasen de largo ante ellos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que reconozcamos al Señor en los rasgos de un desconocido o un extraño y le acojamos como acogeríamos a Jesús mismo. roguemos al mismo Señor.
- Que acojamos lo mejor que nos ofrecen nuestros hermanos, incluso antes de que nosotros compartamos lo mejor de nosotros mismos con ellos, roguemos al Señor.
- Para que nosotros seamos y permanezcamos siempre personas hospitalarias y acogedoras, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Queremos acoger a Jesús, tu Hijo
en estas ofrendas de pan y vino.
Ábrenos a su palabra y a su mentalidad.
Prepáranos para acogerle en la gente
y encontrarle en sus personas
incluso cuando viene en un momento diferente
y de otra manera de lo que esperábamos.
Enriquécenos al compartir unos con otros
tu regalo más valioso para nosotros,
Jesucristo mismo nuestro Señor.
Oración después la Comunión
Tú has venido a nosotros en tu Hijo
para ser nuestro huésped.
Que en nuestra vida de cada día
estemos siempre abiertos
a cualquier hermano en necesidad.
Ayúdanos a reconocerte y a acogerte
en todos los que se acercan a nosotros.
En cada encuentro humano
ofrécenos tu gracia y tu amor
por medio de Jesucristo tu Hijo,
que vive y reina contigo
y permanece con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: En esta eucaristía hemos sido los invitados del Señor. Él ha sido muy hospitalario con nosotros, escuchándonos y dirigiéndonos sus cálidas palabras de amistad. Él nos envía ahora a ser, los unos para con los otros, huéspedes y anfitriones. Acojan ahora la bendición del Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.