Liturgia Viva del Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario. Santa Gertrudis, virgen. Santa Margarita de Escocia
TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA
Introducción
El primer libro de los Macabeos es histórico, y nos narra la historia de la lucha de los judíos fieles, para preservar su cultura y su religión. El segundo libro de los Macabeos es un libro más de estilo edificante, que nos da ejemplos inspiradores de la lucha y fidelidad del pueblo, como el martirio del anciano Eleazar por observar fielmente la ley.
Evangelio. Hoy encontramos a Zaqueo, el típico pecador rico como colector de impuestos, que como persona es pequeño y pobre. Corre a encontrar a Jesús y se convierte a través de este encuentro, pero es realmente Jesús quien toma la iniciativa al llamar a Zaqueo, encaramado en el árbol, y pedirle si puede alojarse en su casa. Ésta es la solución para el pecador tibio o frío: aceptar encontrarse de nuevo con el Señor. Este mensaje va para nosotros también. Si realmente encontramos a Jesús, nosotros también vamos a cambiar.
Oración Colecta
Oh Dios misericordioso y compasivo:
Tú sabes con qué frecuencia nuestro fervor se enfría,
y qué pobres de corazón somos a veces
cuando pensamos que somos ricos
y que estamos seguros por pertenecer a ti.
Te pedimos, Padre, que sepamos encontrar de nuevo a tu Hijo
en lo más profundo de nuestros corazones;
ayúdanos a buscarle sinceramente
para que su presencia nos cambie
y para que él viva realmente en medio de nosotros.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que hagamos todo lo que podamos para ver y encontrar al Señor, y experimentar profundamente su cercanía e intimidad, roguemos al Señor.
- Para que nuestro encuentro con el Señor en oración, en la gente de bien y en los pobres y marginados nos transforme interiormente, roguemos al Señor.
- Para que el participar en el banquete del Señor en la eucaristía haga más profundo nuestro amor a Cristo y a los hermanos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo está a la puerta y llama
para compartir con nosotros su pan de pobreza.
Que sepamos abrirle las puertas de nuestros corazones
y acogerle con entusiasmo.
Que sean su pan y sus actitudes
los que nos nutran, para que podamos vencer todo mal
por medio de él, que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos has dado a Jesús como nuestro huésped
y al mismo tiempo como nuestro anfitrión
que se nos ha dado a sí mismo como alimento.
Él nos ha encontrado como al Zaqueo del evangelio.
Que él nos colme hasta rebosar
con su vida y con su amor,
para que él comience de nuevo su obra con nosotros.
Ayúdanos a ser, los unos con los otros,
tan acogedores como él ha sido con nosotros
y que él permanezca siempre a nuestro lado.
Te lo pedimos en el nombre del mismo Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos: Que ojalá también nosotros oigamos del Señor aquellas palabras .”La salvación ha llegado hoy a esta casa, a estas personas, a esta comunidad.”
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.