Liturgia Viva del Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Fecha

19 Nov 2024
Finalizdo!

TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA

Introducción Primera Lectura
Juan reprende e increpa a los cristianos de Sardes y Laodicea porque han abandonado su fervor inicial y necesitan convertirse. A subrayar, las duras palabras a los de Laodicea porque no son ni fríos ni calientes, sino simplemente tibios: “Les voy a vomitar de mi boca.

Introducción al Evangelio.
Hoy encontramos a Zaqueo, el típico pecador rico como colector de impuestos, que como persona es pequeño y pobre. Corre a encontrar a Jesús y se convierte a través de este encuentro, pero es realmente Jesús quien toma la iniciativa al llamar a Zaqueo, encaramado en el árbol, y pedirle si puede alojarse en su casa. Ésta es la solución para el pecador tibio o frío: aceptar encontrarse de nuevo con el Señor. Este mensaje va para nosotros también. Si realmente encontramos a Jesús, nosotros también vamos a cambiar.

Oración Colecta

Oh Dios misericordioso y compasivo: Tú sabes con qué frecuencia nuestro fervor se enfría, y qué pobres de corazón somos a veces cuando pensamos que somos ricos y que estamos seguros por pertenecer a ti. Te pedimos, Padre, que sepamos encontrar de nuevo a tu Hijo en lo más profundo de nuestros corazones; ayúdanos a buscarle sinceramente para que su presencia nos cambie y para que él viva realmente en medio de nosotros. Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

Intenciones

– Para que hagamos todo lo que podamos para ver y encontrar al Señor, y experimentar profundamente su cercanía e intimidad, roguemos al Señor.

– Para que nuestro encuentro con el Señor en oración, en la gente de bien y en los pobres y marginados nos transforme interiormente, roguemos al Señor.

– Para que el participar en el banquete del Señor en la eucaristía haga más profundo nuestro amor a Cristo y a los hermanos, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre nuestro: Tu Hijo está a la puerta y llama para compartir con nosotros su pan de pobreza. Que sepamos abrirle las puertas de nuestros corazones y acogerle con entusiasmo. Que sean su pan y sus actitudes los que nos nutran, para que podamos vencer todo mal por medio de él, que es nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro: Tú nos has dado a Jesús como nuestro huésped y al mismo tiempo como nuestro anfitrión que se nos ha dado a sí mismo como alimento. Él nos ha encontrado como al Zaqueo del evangelio. Que él nos colme hasta rebosar con su vida y con su amor, para que él comience de nuevo su obra con nosotros. Ayúdanos a ser, los unos con los otros, tan acogedores como él ha sido con nosotros y que él permanezca siempre a nuestro lado. Te lo pedimos en el nombre del mismo Jesús, el Señor.

Bendición

Hermanos: Que ojalá también nosotros oigamos del Señor aquellas palabras .”La salvación ha llegado hoy a esta casa, a estas personas, a esta comunidad.” Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.