Liturgia Viva del miércoles de la IX Semana del Tiempo Ordinario
DIOS DE VIVOS
Introducción
Durante varios días vamos a escuchar extractos de la segunda carta de San Pablo a Timoteo. Se le adjudica esta carta a Pablo, pero probablemente fue escrita por su discípulo o escriba. La carta insiste en el papel, tanto de los sacerdotes como de los laicos, de servir sin miedo al evangelio.
Evangelio. Con argumentos un poco difíciles de captar, Jesús sostiene la resurrección de los muertos. Dios es un Dios de vivos; Él no hace promesas en vano. Jesús es duro con aquellos que están interesados en la religión solo para argumentar sobre doctrina, pero no están interesados en la fe.
Colecta
Señor, tú eres el Dios vivo y el Dios de la alianza de la vida y del amor leal. Guárdanos en tu amor y guarda la promesa de vida que nos has dado por medio de tu Hijo Jesucristo. Que su vida brote en nosotros a borbotones, fuerte y con plena riqueza, hasta que florezca y dé frutos ubérrimos de vida eterna. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor.
Intenciones
- Para que sepamos seguir luchando valerosamente contra todo lo que causa muerte a nuestra vida cristiana: como trabajos inhumanos, supresión indebida de la libertad, miedo paralizante, amor espurio y destructor. Roguemos al Señor.
- Que nuestros queridos difuntos puedan pervivir todavía en nosotros: en la vida que recibimos de ellos, en el bien que hacemos, y sobre todo en nuestro amor íntimo con Dios mismo. Roguemos al Señor.
- Que todos los que sufren y están agonizando participen en nuestra fe en la resurrección y encuentren fortaleza al saber que Dios les ama aquí en la vida y más allá de la muerte. Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Dios y Señor nuestro, tu Hijo Jesucristo nos trajo la buena noticia de vida e inmortalidad. Que por medio de tu Espíritu Santo, Espíritu de poder y de vida, este pan y este vino se conviertan en el cuerpo y en la sangre de tu Hijo, para que nosotros venzamos a la muerte con Jesús y vivamos su vida de resucitado hasta que nos llames a participar en la plenitud de tu gloria y felicidad, por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios de los vivos: por la fuerza de esta eucaristía, aviva en nosotros la llama de tus dones. Cámbianos -tímidos como somos- en miembros valientes de tu Iglesia, llenos de vida, audaces, sin miedo ni vergüenza para dar testimonio ante todos los que quieran ver y oír tu Buena Noticia acerca de nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo y Salvador nuestro, por los siglos de los siglos.
Bendición
Algunos grupos de la primitiva comunidad cristiana se llamaban a sí mismos “Los Vivientes”. Que nuestra fe y nuestra participación en la resurrección de Cristo nos hagan a nosotros “pueblo vivo”, que viva siempre en favor de la vida. Que Dios les bendiga, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.