Liturgia viva del miércoles de la xiii semana del t. ordinario, feria
LOS MARGINADOS SON PERSONAS
Introducción
Primera Lectura:
Con duras palabras, Amós increpa a su pueblo porque sus rituales, su liturgia y sus celebraciones no tienen ningún valor, si no honran a Dios practicando justicia.
Evangelio.
Jesús tiene compasión de los que se consideraban poseídos por el demonio, marginados, de muy poco valor para sus paisanos paganos. que están más interesados por la pérdida de sus cerdos que por la curación de estos proscritos. Este texto es difícil de entender, a no ser que prestemos atención al tema de fondo de la impureza legal. Los marginados, de quien Jesús va a expulsar demonios, viven en un lugar impuro, un cementerio; los demonios se arrojan a los puercos, animales impuros para los judíos. Los paganos de esta región no reconocen todavía a Jesús y esto parece indicar que la historia es simbólica de un tiempo todavía futuro: el mal está todavía muy extendido y descontrolado. Pero en nuestro caso, en nuestra persona, el poder de Jesús está ya operando.
Colecta
Señor Dios nuestro: Tu hijo Jesucristo se compadeció de gente rechazada y botada por la sociedad y los regeneró como seres humanos. No nos permitas nunca juzgar a nadie ni rechazarlo fuera de nuestras comunidades. Que dejemos el juicio solo para ti porque solamente tú conoces lo que está ocurriendo en el corazón de los hombres. Haznos afables y compasivos por Jesucristo nuestro Señor.
Intercesiones
- Por la Iglesia, que somos nosotros, para que como nuestro Dios cuidemos de los menos queridos y favorecidos, de forma que el evangelio sea una Buena Noticia para ellos. Oremos.
- Por los gobiernos y oficiales públicos, para que no toleren ni favorezcan favoritismo o discriminación de ninguna clase, que defiendan a los oprimidos y restauren su dignidad y sus derechos humanos. Oremos.
- Por aquellos considerados proscritos por la “respetable” sociedad, para que nosotros no los juzguemos, sino que nuestra bondad, respeto y comprensión les ayude a integrarse en sus comunidades. Oremos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios amoroso: Tu Hijo Jesús murió en la cruz como un proscrito abandonado por su pueblo, aunque esa era precisamente la manera con la cual nos salvó. Que esta ofrenda de pan y vino exprese que somos uno con Jesús y que con él nosotros acogemos a los hermanos como tú los acoges y quieres salvarlos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro: Nos has permitido participar en la mesa de tu Hijo, unirnos a él en su alabanza y acción de gracias a ti. Por su poder queremos seguir dándote honor y gracias con toda nuestra vida por medio de obras de justicia, amor e infinita compasión por el pueblo que se descorazona en su lucha en las dificultades de la vida. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
“Que la justicia fluya como agua y la rectitud como un manantial que no se agota”. Si podemos ser justos y buenos, el Señor nos escuchará y aceptará nuestra ofrenda, porque entonces formará parte del sacrificio de Jesús. Que Dios todopoderoso les bendiga, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.