Liturgia viva del Miércoles de la XV Semana del Tiempo Ordinario
LA ZARZA ARDIENTE: AQUÍ ESTOY PARA USTEDES
(Año I. Ex 3:1-6, 9-12; Mt 11:25-27)
Introducción
Año I. Dios se revela a sí mismo como Yahvé, “el que está ahí para ustedes”, para su pueblo. Dios creó a los hombres libres. Cuando la gente se priva a si misma o a otros de su libertad, el amor de Dios queda herido. Porque está totalmente comprometido con el pueblo, con sus luchas y sufrimientos, con su preciosa libertad. Cuando su pueblo no es libre, podríamos decir que Dios tampoco lo es. Dios se comprometió tanto con nuestra libertad, que envió a su Hijo Jesús a nosotros para liberarnos del pecado por medio de su muerte en la cruz.
Evangelio. Los que tienen corazón abierto entenderán a Jesús y le responderán.
Colecta
Oh Dios, fuego que se quema sin consumirse, Dios de Abrahán, Isaac y Jacob: Tú eres nuestro Dios, el Dios del pueblo. Danos plena consciencia de que tú te has comprometido con nosotros de modo irrevocable y sin reservas. Continúa con nosotros tu aventura de amor, sigue liberándonos hoy del mal en nosotros y en el mundo, y condúcenos a tu tierra de perenne libertad, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que todas las personas se inspiren en un sentido profundo de respeto y admiración de Dios, y gratitud por su cuidado amoroso. Roguemos al Señor.
- Para que nunca permitamos que a nadie le roben la libertad que Dios nos ha otorgado por medio de Jesucristo. Roguemos al Señor.
- Para que el amor a Dios y al prójimo siga ardiendo en nosotros sin que se extinga jamás. Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios todopoderoso: Tú eres nuestro “Dios-con-nosotros” por Jesucristo, tu Hijo, siervo de Dios y el servidor del pueblo. Contigo y con él, queremos escuchar el clamor del pueblo y partir y repartir para él el pan que somos nosotros mismos, como Cristo parte el pan de sí mismo entre nosotros. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión.
Señor Dios muestro, Padre todopoderoso: Hemos celebrado la memoria de la muerte liberadora de tu Hijo. Él murió para que nosotros vivamos y seamos libres. Acepta nuestra acción de gracias, y haznos comprender que nuestro amor está herido cuando la gente sufre a causa del mal. Danos la gracia de comprometernos a trabajar con seriedad y valentía para que nuestros hermanos sean verdaderamente libres. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Dios afirma que ha oído el clamor de su pueblo. ¿Oímos nosotros el clamor de nuestro pueblo cuando nos grita que vive en humillante necesidad o en degradante miseria?
Que Dios todopoderoso nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.