Liturgia Viva del Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
LA BUENA NOTICIA DEL REINO
Introducción
Primera Lectura: Nosotros somos comunidad de Dios, y por tanto, toda división entre nosotros es una vergüenza. Ello muestra que no hemos crecido en el Espíritu como gente “espiritual”. ¡Qué bueno si pudiéramos crecer!
Evangelio: Jesús ha predicado su mensaje de esperanza junto al lago, en la ciudad costera de Cafarnaún, y lo ha confirmado liberando a los pobres y enfermos de los poderes del mal. Y tiene que llevar la misma Buena Noticia a otros lugares. El evangelio de esperanza en un mundo nuevo está destinado para todos. Con la gente curada por Jesús, en esta eucaristía demos gracias al Señor por su Buena Nueva.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias hoy por Jesús, tu Hijo.
Él vino para sanar nuestras heridas
y para ponernos en marcha en el camino
hacia ti y hacia los hermanos.
Ayúdanos en nuestros torpes intentos
de seguir buscándole, aun a tientas y tropezando.
Y ayúdanos también
a hacer que su evangelio de esperanza y amor
sea una realidad en medio de nosotros;
y que esto sea como la Buena Noticia
de que tu Hijo está vivo entre nosotros
y de que él es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
Para que la Iglesia continúe con compasión y amor la tarea de sanar de nuestro Señor Jesús, para que los enfermos sean confortados, los oprimidos liberados, y los pobres y los débiles sean protegidos, roguemos al Señor.
Para que la fe y la esperanza de los enfermos y moribundos esté firmemente anclada en nuestro Señor Jesús, que es la resurrección y la vida, roguemos al Señor.
Para que todos nosotros aprendamos, más y mejor, a sanarnos unos a otros, perdonándonos mutuamente y animando a los tristes y desalentados, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Sentimos necesidad de que tu Hijo Jesucristo
esté hoy con nosotros.
Dánoslo como don en este pan y vino
para que, aun siendo débiles y falibles,
no renunciemos a la esperanza
de que tu reino de justicia y paz
tome forma entre nosotros.
Que llegue a ser el humilde signo
de tu bondad y justicia
y de tu alegría y felicidad
que se prologuen por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Con tu poder tú cuidas a los débiles;
por eso Jesús prefirió a los pobres y desamparados.
Danos su Espíritu de compasión y de fortaleza,
para que nosotros también nos comprometamos
a llevar esperanza y justicia
a los desposeídos y a los que viven en soledad.
Y elimina nuestra soberbia, Señor,
porque quizás nosotros somos más débiles y pobres
que aquellos a los que supuestamente animamos.
Cuéntanos entre los que necesitan de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor y Salvador nuestro
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús curó a tantos y tantos que se acercaron a él con toda clase de enfermedades. ¿Somos conscientes de que también nosotros podemos sanar a otros, mostrándoles afecto, compasión, perdón?
Que el Señor nos haga atentos a los poderes de curación que él nos da. Y que Dios todopoderoso nos bendiga abundantemente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que esta bendición permanezca para siempre.