Liturgia viva del miércoles de la xxviii semana del t. ordinario, feria o san calixto i
¡AY DE VOSOTROS, FARISEOS! (Año I. Rom 2,1-11; Año II. Gal 5,18-25;
Lc 11,42-46)
Introducción
Cristo ha liberado de la ley judía a los que creen en él, pero eso no significa que puedan hacer todo lo que se les antoje. Libertad no es libertinaje, ya que eso les haría de nuevo esclavos de lo que Pablo llama “las obras de la carne”. Ellos son ahora libres y están impulsados a hacer las obras buenas del Espíritu.
Evangelio. Es sorprendente cómo Jesús pudiera curar todas las enfermedades -los ciegos, los sordos, los leprosos, sí, y también pecadores conscientes de sus fallos, pero no podía curar a los fariseos y escribas de su ceguera de “ojos abiertos”. Jesús quizás no los ataca tanto por su observancia literal de la ley hasta del último detalle, sino por estar tan absortos por los detalles de la ley que no veían la raíz de todas las leyes, justicia y amor. Esta es también la enseñanza clave de Pablo en su carta a los gálatas: No leyes, sino el Espíritu.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesús personificaba el cumplimiento perfecto
de la Ley y los Profetas.
Él conocía, enseñaba y vivía esto:
que el cumplimiento de la Ley y de las promesas
consiste en servirte a ti y al pueblo
con justicia y amor.
Queremos que estas dos virtudes
sean las guías de nuestras vidas,
para que con él busquemos a los hermanos
y sobre todo a ti, persona viviente,
Dios nuestro por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por los misioneros y todos los que proclaman la fe, para que su estilo de vida sea un fuerte argumento para seguir a Cristo, roguemos al Señor.
- Por todos los profetas en la Iglesia, para que su encuentro personal con Cristo les dé el poder para hablar sobre lo que es recto y justo, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que no nos preocupemos de la exhibición externa de nuestras buenas obras, sino de lo que realmente importa: honestidad, justicia y amor, roguemos al Señor.
Oración sobre las ofrendas
Señor Dios nuestro:
Nosotros mismos nos ofrecemos hoy a ti
por medio de estos dones de pan y vino
y te pedimos que nos envíes
el Espíritu Santo que procede de ti y de tu Hijo.
Que él transforme estas ofrendas
en el cuerpo y la sangre de Jesús
y que guíe nuestras mentes y corazones
para que den frutos de vida: amor, alegría, paciencia y paz,
y todo lo que produce felicidad al pueblo de Dios.
Que ojalá sepamos vivir la vida
de Jesucristo nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo nos ha hablado palabras duras hoy,
no exclusivamente a los escribas y fariseos del pasado,
sino a nosotros, tu pueblo de hoy.
Que estas palabras nos despierten
de nuestra auto-complacencia,
nuestra paz tranquila con nosotros mismos.
No permitas que nos decepcionemos
ni perdamos nuestro tiempo y esfuerzo
en cosas sin importancia;
haznos absolutamente sinceros
con nosotros mismos y con la gente
y sobre todo honestos contigo, Dios nuestro,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Creemos en Jesucristo. Le reconocemos como nuestro Señor y Salvador. Esto nos compromete, por tanto, a practicar justicia y amor a Dios y a nuestro prójimo.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.