Liturgia Viva del Miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
MUCHOS DEL ESTE Y DEL OESTE
(Ef 6,1-9; Lc 13,22-30)
Introducción
Primera Lectura:
Dios no tiene favoritos. “No le impresiona más una persona que otra.” Así resume Efesios el pasaje que leemos hoy. Este pasaje habla a los hijos y a sus padres, a los esclavos y a sus amos, sobre sus mutuas relaciones de respeto, responsabilidad y amor. Ante Dios todos son iguales.
Siglos más tarde, se sacará la lógica conclusión: que ningún ser humano puede esclavizar a ninguna otra persona humana.
Evangelio.
Para ser discípulos de Cristo, no es suficiente solo saber sobre el Señor, o venir a la eucaristía para sentarse a la mesa con él, o leer la Biblia. Como Jesús nos dice de tantas maneras a lo largo del evangelio, tenemos que vivir como discípulos suyos y encarnar su palabra en nuestra vida. De no ser así, es como si no le conociéramos a él y él no nos conociera a nosotros.
Oración Colecta
Oh Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Sabemos que hay pobres en el mundo
y que hay gente que sufre a causa de la injusticia
y de la dureza de corazón de otros.
No nos permitas que permanezcamos indiferentes
a su grave situación,
sino danos el valor para compartir con los necesitados
y ser la voz de los sin voz.
Haz nuestra fe profunda y comprometida,
para que tú nos reconozcas
como verdaderos hermanos y hermanas
de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
– Por la Iglesia, para que nunca cese de proclamar el evangelio a todos los pueblos, lenguas y culturas, roguemos al Señor.
– Por la unidad de todos los cristianos, para que no permanezcan encerrados en sus particularismos y tradiciones humanas, sino que se acojan mutuamente y se enriquezcan los unos a los otros, roguemos al Señor.
– Por nuestras comunidades cristianas, para que nosotros estemos siempre unidos; que ninguno se sienta extraño entre nosotros y que estemos siempre abiertos a todos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre amoroso:
Que este pan y vino
que ahora te presentamos
sean prueba y fuerte afirmación
de que estamos dispuestos a compartir
nuestro alimento y nuestra alegría
con aquellos que los necesitan.
Que nuestro amor y generosidad
sea una manera de darte gracias
por todo lo que nos has dado
tan gratuita y abundantemente,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre bueno y generoso:
Tu Hijo Jesús nos ha dejado comer y beber con él
el pan de vida y el cáliz de la salvación.
Y también nos ha proclamado su mensaje de vida,
que hemos escuchado con entusiasmo.
Ayúdanos ahora a vivir con entusiasmo según su palabra
y a aprender de él
a abrir nuestras puertas y nuestros corazones
a quienquiera que nos suplique,
para que tú también nos abras la puerta a nosotros
cuando llamemos y te pidamos que nos admitas
en tu mansión de alegría eterna, en el cielo.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El mensaje de Jesús es Buena Noticia para todos. Que ese mismo mensaje sea también para cada uno de nosotros, y que permanezca siempre, como Buena Noticia de salvación, cuando pongamos nuestro corazón en ella poniéndola en práctica en nuestra vida.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.